Hace ya tiempo que tenía intención de hablar de esta serie de la
BBC, pero como tengo la pereza clavada en el alma no me había puesto aún a ello.
A pesar de que Sherlock Holmes es posiblemente uno de los personajes más trillados de la ficción cósmica, seguido muy de cerca por el Doctor Watson y el Conde Drácula, cuando me enteré de que
Mark Gatiss y
Steven Moffatt le habían dado otra vuelta y habían rodado una mini-micro-peque-serie de 3 episodios, me puse toda contenta y esperé ávidamente su emisión (algunos malvados pueden pensar que me empalmo cada vez que oigo hablar de Gatiss y Moffatt por
Doctor Who... Y tendrían razón). Lo que han hecho estos dos es situar la acción a principios del S. XXI en lugar de a finales del XIX (o sea, ahora en lugar de antes). Esto podría haber sido un quiero y no puedo o un acierto absoluto. Después de ver los tres primeros minutos del primer episodio ya había decidido cuál era el veredicto: "¡Yupiiiii!".
En cuanto a las caras:
Benedict Cumberbatch está imponente como Holmes, y aunque tenía mis dudas respecto a
Martin Freeman como Watson (especialmente tras la tremenda desilusión de
La Guía del Autoestopista Galáctico), el tipo lo borda. Del resto es destacable
Rupert Graves como Lestrade, que no sólo hace el personaje creíble sino que además cae bien, y Mark Gatiss como Mycroft Holmes, porque hasta ahora nunca me habría imaginado a Mycroft así pero, contra todo pronóstico, funciona.
Los episodios son de 90 minutos, lo que los convierte prácticamente en largometrajes. Pero merece la pena tragárselos porque son muy entretenidos.
Ep. 1 -"Estudio en Rosa": Basado en la novela
Estudio en Escarlata. Lo menciono porque seguro que nadie se lo habría imaginado por su cuenta. Escrito por Moffatt, lo que le da caché a
priori y a posteriori, y dirigida por
Paul McGuigan, de quien solo había visto
The Acid House que no está nada mal. Sigue de manera bastante fiel el caso relatado en la novela original. Lo mejor, como se integran elementos actuales sin variar sensiblemente la evolución del caso (y su resolución). El móvil rosa, cómo utiliza Sherlock su web, como menciona a Moriarty al final del episodio... Muy ingenioso. Lo peor: Sherlock se hubiera dado cuenta mucho antes del percal si ciertas pistas que aparecen en la serie se hubieran cruzado en su camino en la novela. Claro que esto es fácil de decir desde la cómoda postura de quien ya sabe quién es el malo desde el principio. De los tres episodios, el segundo mejor.
Ep. 2 - "El Banquero Ciego": Esta tiene elementos que me recordaron a la primera parte de
El Valle del Terror (por los mensajes codificados en las páginas de un libro), pero no se basa realmente en ninguna historia original de Doyle. He leído por ahí que también toma elementos del el relato
Los Bailarines, pero ese no lo conocía, francamente. En cualquier caso, para mí este es el episodio más flojito de los tres. Lo ha escrito un tal
Stephen Thompson, a quien no tenía el gusto de conocer pero que no me ha dejado exactamente impresionada, y el director es
Euros Lyn, que como también viene de Doctor Who y dirigió la
tercera temporada de Torchwood, tiene mi beneplácito implícito. Además, el problema de este episodio era el guión, no la dirección. Los personajes siguen la línea que Moffatt crea en el primer episodio en casi todo (esa es la parte buena), pero la rocambolesca trama de mafias asiáticas y contrabando a gran escala acaba siendo cansina y un poco liosa.
En fin, dejando las pedanterías a un lado, el episodio es muy interesante. Está compuesto por cinco casos distintos que Sherlock ha de resolver en un tiempo límite (que va menguando en cada caso) para evitar que Moriarty reviente (literalmente) a personas inocentes, y por un sexto caso, aparentemente desligado del resto, referente al robo de unos planos que parece importar enormemente a Mycroft. Tanta variedad nos permite tener un poco de todo: pesquisas, divagaciones, persecuciones, intercambios de impresiones entre John y Sherlock muy a lo
La Extraña Pareja. La cosa va tomando buen ritmo gracias al plazo decreciente del que disponen para resolver los casos. Y el final... Ay, el final. ¡Qué final! Un final de órdago por todo, excepto por un pequeño detalle:
James Moriarty.
Ooooooich!!!
Pero... Pero... ¿En qué estaban ustedes pensando, oigan? ¿Pretenden que nos parezca verosímil que un Tomasín metrosexual con un tic en el ojo y pinta de seguir teniendo poluciones nocturnas sea el "criminal mastermind" por excelencia del panorama literario mundial? Nononononoooo... NO. Por los clavos. Es risible. Igual el del casting le había pegado demasiado al José Cuervo esa tarde. O le debía un favor a alguien. Que igual el chaval es un actor excelente y lo clava en otros menesteres, pero aquí chirría como un chicle Bazooka de fresa eléctrica pegado en el zapato.
En fin, con todo y con eso, estoy esperando la segunda temporada casi con más ansia que las vacaciones de verano, porque a una no le pueden dejar en este sinvivir ("Cliffhanger", creo que lo llaman los anglosajones).