jueves, 29 de diciembre de 2011

Ley, Orden y Bragas

Hace relativamente poco, entes de origen desconocido posiblemente no humano - esto es: inhumano - entraron en mi hogar por la fuerza encontrándome yo afortunadamente ausente. No sé si probaron mis gachas y se acostaron en mi cama (... Ay), pero desde luego tuvieron el detalle de redistribuir mi ropa interior, y alguna que otra prenda exterior, por MI suelo. Abrieron MIS cajones, sobaron MIS puertas... Y alegremente violaron mi intimidad, mi orgullo y mi ilusión sin miramiento alguno. Ya que pasaban por allí, de paso se llevaron varios objetos fácilmente vendibles en estas fiestas tan entrañables, entre los que por cierto y para rematar el temita se encontraba uno que ni siquiera era mío... He llegado a pensar que el objetivo inicial de la incursión pudo haber sido la sustracción de estos enseres, y no hacer un collage con mis bragas sobre el parquet picado, pero se esforzaron tanto en conseguir la armonía perfecta de colores y formas que me cuesta creerlo.

Pero bueno, al fin y al cabo estos seres inhumanos sólo estaban haciendo su trabajo: aprovecharse del esfuerzo y patrimonio ajenos y de paso tocar los cojones en el proceso. E hicieron su trabajo muy bien. Así que, a parte de agradecerles el incremento exponencial de mis niveles de alerta y agudeza auditiva en la última semana (porque ahora me trago la lengua hasta cuando tose la vecina del bajo), no tengo nada más que decirles... Sus madres estarán muy orgullosas de su eficacia, supongo.

Los que me han dejado con la mandíbula colgando en el vacío son los miembros y miembras de las Fuerzas de Seguridad del Estado Español.
Elaboro:

DIA 1, HORA 0:00- Llamo al 091 y expongo mi caso... Si, parece que alguien ha entrado en la vivienda... No, no sé si sigue dentro porque estoy mirando fijamente un boquete del tamaño de mi puño donde debería haber una cerradura, y la puerta está cerrada... Si, ahora mismo estoy sola... Si, le agradecería que pasaran unos agentes... Perdone??...  Pues si, viene alguien para acá, pero creo que se ha olvidado la katana y la recortada en casa, así que preferiría aceptar esa oferta de dos agentes. Armados, si puede ser... Perdone???... Pues he empujado un poco y no se abre, pero ahora que me ha preguntado usted si hay alguien dentro casi que me voy a bajar a la calle y ya empujamos luego más fuerte entre los tres... Si, espero... Muchas gracias señorita.

DIA 1, HORA 0:20- Llegan los agentes. Una ella y un él de gallardo aspecto. Entre los dos no sumarían ni la edad de Hilario Pino. Ella de coleta tensa y uñas francesas, fuerte de cintura pero no en exceso, smartphone rosa palo en mano, con su politono de Camela y el "Güasap" echando humo. Él de porte más bien escuálido, flequillo tenso (y hacia arriba, sobre todo hacia arriba) y patillas a ras de oreja, meneando la porra con inquietud mal disimulada a medida que pasaban los minutos y el cerrajero no aparecía. Porque claro, al paso que íbamos y con las conversaciones que estaba teniendo la Ella con su smartphone, se iban a perder lo mejor, ver cantar a las nenas el premio gordo... Y sólo porque una señora histérica y bastante malhablada era de dedo fácil y había marcado el 091... En mala hora.
Finalmente acabaron largándose unas 3 horas antes de que llegase el cerrajero, que tardó concretamente 4 horas y media de nada en aparecer, en el momento exacto en que llegó la caballería privada para aguantarme hiperventilando y soltando improperios que harían enrojecer al Sargento Hartman.
De Los Amantes de Teruel me quedo don dos perlas:
- ¿Tiene idea de quién ha podido ser?... Pues no sé, deje que consulte mi lista de contactos, sección "cacos y otras mafias".
- ¿Ha preguntado ya a sus vecinos si alguien ha oído algo?... ¡Ay va! No... Es que pensé que, como es su trabajo, igual referían hacerlo ustedes, y yo si eso hago el mío y me quedo aquí mordiéndome las uñas con cara de víctima de robo con fuerza en las cosas.

DIA 1, HORA 5:30 aprox.- Tras una espera algo tensa se produjo la apertura de puertas. Yo a esas alturas ya había calculado que mi intestino delgado mide unos 492 centímetros, porque me dolían todos y cada uno de ellos de agonía viva. Una vez oteado el panorama y derramadas las lágrimas adecuadas con la entereza y saber estar que nos caracterizan a mí y a mis mucosidades (agradecimientos desde aquí one more time a la caballería personal, porque vaya tela...), marqué de nuevo el 091. En unos 15 minutos llegaron otros dos elementos, también con aspecto prepúber y, en esta ocasión, ambos XY. Me preguntaron qué se habían llevado, el tiempo que estuve fuera, etc... Me preguntaron también si tenía idea de quién había podido ser y que si había ido preguntado de puerta en puerta si alguien había oído algo. Lo que confirmó mis sospechas: el estado está ahorrando costes a través de los cursos de formación de sus agentes.
Finalmente el más vivaz y observador me preguntó, tras darse un paseíllo ligero alrededor de mi salón, si una pequeña muesca en el interior de la ventana "ya estaba de antes"... Pues creo que sí, Colombo... Pero sabes que entraron por la puerta, ¿no?... Quiero decir... En fin... Se sobreentiende que también salieron por ahí... No sé... Es que si yo soy un malote y he entrado por la puerta no me dedicaría a ir raspando ventanas por si me pierdo... Vamos, digo yo.
Total, que estos levantan atestado, me dicen que me pase a hacer la denuncia por la comisaría, que puedo recogerlo todo y que me vaya bonito. Gurbay. Pues muy bien. A gusto os habréis quedado...

DIA 1, HORA 10:00 aprox.- Esta es corta. Paso por la comisaría… Que vengo a hacer una denuncia por robo en domicilio… ¿Utilizaron LA fuerza?... No, les dejé entrar y les dije que se llevasen lo que quisieran mientras les preparaba un cafelito… Ah, pues ahora mismo tenemos mucho lío, vuelva usted sobre la media noche… Talkin’ to me???... Bueno, o se puede quedar y esperar entre 4 y 6 horas… O sea, hasta media noche… Sip... Adiós.

DIA 2, MEDIA TARDE… O por ahí- Paso por la comisaría again. La repetición de la escena fue tan exacta que creí que era un fallo en Matrix.

DIA 5, 11:00 HORAS: ¡Hola! somos de la científica, que venimos a hacer una inspección ocular… Hombre, ¡son ustedes Grissom y Catherine! Pasen, pasen. Pero lo he recogido todo, tal y como me indicaron sus compañeros. De hecho las bragas han desaparecido, porque las intenté lavar con aguarrás y empezó a salir como un humillo y…Ah, pero, ¿nadie le dijo que veníamos y que no tenía que tocar nada?... Pues no. Pero ustedes son conscientes de que han pasado cinco días, ¿no?... Vaya por Dios. Entonces no podemos hacer nada. ¿No hay nada que hayan tocado ellos que no haya tocado usted?... Y yo que sé, no sé lo que tocaron. Yo no estaba aquí.  Pero oigan, ¿Cómo no iba a tocar nada en cinco días? ¿Querían que pasara la Navidad colgada del alféizar??... Ya, bueno, pues entonces nada. Firme aquí como que está conforme con la inspección ocular… Pero… Aquí, en la línea de puntos. No se olvide de decir en comisaría que hemos venido, ¿eh? Hale, a seguir bien… Pero…

Finalmente la denuncia fue tramitada telefónicamente, ante la imposibilidad de hacerlo online porque estos tienen la aplicación jodida, con un par. Y posteriormente ratificada el quinto día por la tarde en comisaría tras una moderada espera de hora y media. Exultante salí de allí, porque me dijeron que serían unas 3 horas.

FIN

Postdata: Me cago en el Espíritu de la Navidad y en la puta calavera de los pequeños y grandes delincuentes.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Momentos Flex y jornadas Titanlux

Hace algunos días, concretamente siete, adquirí algunos enseres, concretamente tres, vitales a día de hoy para la conservación de mis neuronas, concretamente dos (pero las he cogido cariño después de tanto tiempo a pesar de que sean pocas y cobardes). A saber: Un colchón, una cama y un cabecero.
En un improbable reducto de paz y amor sito en un polígono industrial del extrarradio encontré esta maravilla antiácaros por un precio tremendamente razonable. Me lo vendió un señor que estaba a medio camino entre Chanquete y Bilbo Bolsón. No había visto tanta amabilidad desde que mi madre me llevaba al practicante en mis años mozos, con piruleta o sin ella. La ayuda que me prestó no sólo fue tremendamente útil, sino que además me hizo sentir un poco como Ricitos de Oro en una orgía de testeo de camas. Hubo un momento en que tuve hasta miedo; porque si después de tumbarme y retozar en todas aquellas piltras hubiesen empezado a darme a probar el mismo número de gachas a diferentes temperturas, las posibilidades de implosión hubieran sido considerables.
En fin, que lo cierto es que no creo que hubiera llegado a encontrar este oasis del descanso si no fuera porque dos amigos de excelente talla moral y tenacidad envidiable me arrastraron por los pelos hasta allí a una hora intempestiva y sin contemplaciones. Porque una servidora tiene la iniciativa de una larva de Lemming. Y allí estuvieron, dándole coba a Chanquete Bolsón, probando camas una y otra vez (me pregunto si eso significa que me acosté con ellos... Mmmh), aconsejándome y desaconsejándome. Ese día me encamé de bastante buen humor. Y en un principio pensé que era por el kit dormidera. Pero me he dado cuenta de que fue porque estaban ahí, además estaban encantados de estar ahí y de alguna manera sé que siempre estarán ahí. Y eso me hace feliz y me produce momentos moñas como este en el que podría ver Tomates Verdes Fritos y sentirme identificada.
Unos días después de aquello, concretamente cuatro, comencé otro arduo proceso también dirigido a la salvaguarda de mi escasa salud mental que duraría unas cuantas horas, concretamente muchas, repartidas en varias jornadas, concretamente tres. Esta vez otro amigo me arrastró de los mismos pelos a comprar unos materiales misteriosos con nombres tan musicales y exóticos como "Aquaplast", "brocha" y "tinte". Ese tipo de materiales que inspiran respeto extremo y algo de inquietud a personas que piensan que la única acepción válida de "temple" es "fortaleza enérgica y valentía serena para afrontar las dificultades y los riesgos"... Eso o afinar un instrumento.
Este ser humano elaboró una lista de los materiales misteriosos que había que comprar, fue a indagar a la tienda para que me hiciera una idea del gasto, me llevó a la tienda, supervisó la compra (o sea, yo pagué y él compró) y básicamente se pasó tres días currando como un animal mientras yo intentaba con risibles resultados hacer algo útil.
Allí estaba yo con mi brochita de mierda pensando: "¡¡Oich!! ¡¡Es la ceguera blanca!! ¡¡Como en el libro de Saramago!!... Ah, no, es que me ha caído pitura en las gafas... Oyes, cómo gotea esta porquería, no?", y él pegándole al tema como Jasón contra la Hidra de Lerna, versión nacional, tan hasta el culo de pringue que había momentos en que se mimetizaba con el entorno. Eramos un poco como Batman y Robin, si Robin fuera tuerto, tetraplégico, gilipollas o todo lo anterior. Resultado: prueba superada en tiempo record, claro. Y yo aún tengo los cojones de decir que me duele la espalda, porque yo lo valgo y tengo un cuajo sin parangón. Y he aquí de nuevo el momento moñas: ha estado ahí porque quería estar ahí, y de alguna manera sé que siempre lo estará. Y ahora podría ver Generation Kill y sentirme identificada (... Si, lo sé. Cada amistad es de diferente índole, es un hecho)
Y ese es el tema. El tema es que le estoy muy agradecida a la Santa Vaca por haber encontrado gente así (Y estos son sólo dos ejemplos) que, por algún motivo que se me escapa pero que seguramente esté relacionado con las cantidades ingentes de fama, fortuna y belleza que almaceno en mis bragas, están ahí. Es fascinante, oigan. Hace como que se difumine la podredumbre vital. Es un buen comienzo, a pesar del insomnio y demás nimiedades.

jueves, 24 de noviembre de 2011

PLANETARY. La historia secreta del siglo XX en los X primeros ciclos del siglo XXI

Recientemente, luchando contra el desasosiego y el revoltijo de sábanas que crea el insomnio crónico, me ha dado por terminar Planetary. Concretamente me faltaba por leer el nº 27, que tardó tanto en nacer que al final casi olvido su existencia. Porque lo de esta serie ha sido como el parto de la burra...
En 1999 Warren Ellis y John Cassaday publicaron el primer número de Planetary. Una servidora empezó a consumir el producto 2001, y lo que se había publicado hasta la fecha lo engulló en tiempo record, que es lo que le suele pasar a la gente que tiene demasiado tiempo libre: los elementos de ocio no duran lo suficiente. Ese año, repentinamente - o sea, by surprise - se suspendió el invento hasta nuevo aviso y nos dejaron a todos con los huevos azules. Metafóricamente.
Pasaron un, dos, tres, cuatro, cinco y seis semanas (Y meses... Y años), y en 2004 parece que se retomó el tema. Pero vamos, a ritmo de Warren, que suele ser cuando a él le viene en gana (Hay quienes echan la culpa de las publicaciones irregulares y demás zarandajas a la lentitud de John Cassaday con la tinta, pero vamos, lo cierto es que este señor no ha dado muestra de lentitud alguna en otras series mucho más exigentes con los plazos que esta). Total, que para publicar una serie de 27 números, 10 ciclos terrestres tardaron: 1999-2009. Y no se vayan todavía, entre la publicación del nº 26 y el 27 pasaron otros 3 añitos, con un par.
Dicho esto, Planetary es de lo mejorcito que ha hecho Warren Ellis en su vida (aunque el buque insignia con diferencia es Transmetropolitan). Y es que a mi esto de re-escribir la historia a base de misterios, acertijos y conspiraciones varias me encanta. Si encima añades la aparición estelar de personajes históricos aquí y allá, un multiverso molón y un protagonista inmortal, amnésico, historiador e inteligentísimo que congela cerebros (entre otras cosas), pues tienes un cocktail de oro. Los otros dos miembros del equipo de super-arqueólogos (que no superhéroes) son una señora que mete caña a niveles superlativos y Johnny Mnemnonic en versión hardcore... Un cerebro con capacidad de almacenamiento sideral, quiero decir. 
En cuanto al final, he de admitir que yo pensé que el nº 26 era el carpetazo, porque lo parece. Y el 27 de hecho es más un epílogo que otra cosa... Cierra un tema que se ha venido rumiando desde el principio (Ambrose Chase, concretamente). Es un poco como si JJ Abrahams hubiera hecho un episodio más de Perdidos explicando por qué carajo la cabañita de marras cambiaba de ubicación continuamente, por ejemplo.
Sé que Planetary no es una serie mítica (aunque tiene su buena legión de fans enloquecidos), pero toca tantos temas por los que tengo debilidad que a mí me ha parecido francamente entretenida. La recomendaría a cualquiera que tenga cierto gusto por los vericuetos históricos y los complots interdimensionales para robar reliquias (si, sé que suena extraño, pero sobre el papel resulta).

lunes, 24 de octubre de 2011

De vacas y clones

Pues resulta que hace poco pasé un fin de semana en el campo. Bueno, más bien lo pasé en El Campo. Vamos, que si definimos la horquilla universal de campechanía del campo entre "el campo" y "EL CAMPO", donde he estado es en El Campo. Porque había luz, WC y agua corriente, y se veían vehículos a motor, pero también había muchos bichos de más de dos patas, principalmente vacas (Y de dos patas, pero con alas. O con camisa de cuadros).
De entre todos los conocimientos extraordinarios que un animal como yo puede sacar de tan rurales parajes, creo que el principal fue que, cuando el cerebro transmite la orden de forma adecuada, las extremidades inferiores del cuerpo humano se mueven de forma relativamente coordinada durante un espacio de tiempo indefinido para llevarte a ningún sitio en particular. Resulta que a esto se le llama "pasear por el campo" (creo que existen niveles superiores relacionados con esta actividad en los que mueves más extremidades, o sólo las de abajo pero más deprisa, por senderos y no tan senderos de formas crueles y con temperaturas extremas - o sea, cuesta arriba y con frío. O calor... Me entra angustia sólo de pensarlo - Estas actividades tienen nombres exóticos de origen anglosajón y suelen acabar en "ing", pero superan mis capacidades de entendimiento de la naturaleza aberroncha por el momento). Dicho lo cual: he estado "paseando por el campo". Sólo un rato, claro, el resto de el tiempo he estado comiendo en exceso, bebiendo lo que no debo y vegetando como una oruga, que suele ser mi actividad urbana estándar en momentos de asueto, solo que en compañía de la Playstation, un cómic, Doctor Who o todo lo anterior en racimo en lugar de en compañía de otras orugas como ha sido el caso.
Pero hay una segunda parte. Porque de entre todos los conocimientos extraordinarios que un animal como yo puede sacar de tan rurales parajes, el más inquietante con diferencia fue el siguiente: Mickey Mouse tiene un clon Marciano... Si, amigos, true fact (Hubo un momento bastante tenso en el que pensé que Mickey tenía DOS clones Marcianos, pero fue una falsa alarma. Habíamos visto el mismo episodio dos veces y creo que me estaba saliendo un poco de materia gris por la oreja izquierda, de ahí la confusión reinante entre mis meninges). Y eso no es todo: resulta que la única diferencia entre el Mickey original y su clon es que el primero tiene... Una "super-herramienta" misteriosa.
Mickey-Mouse-Originaltm tiene una super-herramienta... Y es misteriosa. Sí, sí...
Antes de seguir con este desasosegante relato creo que debo aclarar que estos datos fehacientes sobre el Mickey-Clon no habrían anidado en mi cerebro si el miembro más joven de la partida campestre no hubiera tenido unos dos años de edad (más concretamente un año y once meses). Esto significa que el hecho de que Mr Mouse tenga un clon Marciano podría no estar directamente relacionado con el medio rural per se. Pero no es un dato del que a día de hoy tenga confirmación empírica.
En fin, ¿Por dónde íbamos? Si, la "super-herramienta" misteriosa. Mi primera reacción fue:
"Pero... ¿Cómo va a llevar una super-herramienta? Si lo único que lleva tapado es...

Por Odín, por Zeus, por la Santa vaca... que lleve la super-herramienta misteriosa escondida en los zapatos o en los guantes"
Y así sucedió que, tras pasar los diez minutos más turbadores de mi mísera existencia pensando que mi infancia iba a ser vejada por una super-herramienta misteriosa dentro de los pantalones de un dibujo animado (Porque no se trata de Anime-Hentai, personas... Se trata de Mickey. Disney. Medio siglo de asexualidad asumida por un planeta entero con una sonrisa condescendiente y la tranquilidad de que existen Minnie Mouse y la reproducción por esporas. Sería sórdido. Sería darle la vuelta a las convicciones de... Vamos, que sería... No puedo), conocí que Mickey-Mouse-Originaltm cambia de super-herramienta misteriosa todas las semanas. Y eso calmó mi agitado pecho.
Este dato podría haber sido aún más alarmante si no me hubiera enterado escasos segundos antes de que la super-herramienta de la semana era un aspirador turbo, o algo así... porque resulta que tenían que aspirar la superficie de Marte para conseguir un cofre de forma vagamente fálica que contenía perritos calientes. Que en cualquier caso el Mickey-Clon no se iba a poder comer porque llevaba escafandra. Una tragedia griega, vamos. Menos mal que al final bailaron la Mickey-Danza y eso parece que significa que todo acaba bien, porque uno de los Mickeys salía comiéndose un perrito caliente, de eso estoy segura. Pero... Así, sin escafandra ni super-herramienta... ¿Quién fue el que se comió el perrito caliente?... ¡¿EH?!... Vaya mierda de final, esta gente no sabe cerrar un hilo argumental de manera decente.
Total, que estuve "paseando por el campo", estragándome de comer y viendo a Mickey Mouse marcándose un Stargate SG-1. Aunque si yo tuviera dos años, puestos a clonar animaciones, preferiría Las Guerras Clon mil veces. Por descontado. Pero en fin...

domingo, 9 de octubre de 2011

The World's Greatest Paddle Adventure: Raqueta Prestada Edition

Pues resulta que finalmente, tras muchos avatares de distinta índole (entre ellos mi resistencia natural a mover esta triste excusa de carcasa de mediana edad medio centímetro más de lo justo para pasar el día) mi compañera y amiga BL y una servidora se decidieron a pedir prestadas sendas raquetas de pádel, coger un paquete de 3 bolas, porque no teníamos más, una muñequera de Superman tamaño XXL también prestada (por el tema de la motivación) y lanzarnos a la pista embutidas en lo que generalmente las marujas 1.0 llevan a clase de Pilates. Esto es, el chándal de oferta en el Decathlon TM y unos tenis.

Allá llegamos las dos, aguerridas, dispuestas, vibrando con la adrenalina a flor de piel y rodeadas de zagalas con faldillas del largo de mi dedo meñique y piernas que provocaban una incómoda mezcla de frustración y desorientación sexual... "¿Qué pista era, BL?" - "La nueve" - "Ah, pues esta es la seis" - "Si... La nueve estará más atrás" - "¿Detrás de la ocho?" - "Claro. Jo tía, menos mal que tienes estudios, porque a mi estar rodeada de tanta masa muscular me acongoja in extremis".

Localizada la pista en cuestión, efectivamente tras la ocho estaba la nueve, me percaté de que las pistas de pádel.... ¡Tienen dos puertas, oigan! Amazing. Qué cosas aprende una. En fin, que entramos cada una por la nuestra ante la compasiva mirada de algunos deportistas asiduos (de esos que ven a distancia que eres de las que cada vez que haces la compra en Mercadona TM tienes que hacer paradas técnicas en cada pasillo apoyada en el carrito)

Y ahí empezó la acción. Qué maestría. Qué espectáculo, Qué manera de sudar. Nunca tres pelotas de pádel visitaron tantas instalaciones deportivas en un periodo de tiempo tan limitado: el rocódromo a babor, el campo de fútbol a la diestra, el paso de acceso a vestuarios... Ese caminito solado por el que las madres paseaban confiadas a sus retoños humanos sin percatarse del peligro que corrían sus tiernas cabecitas. Sin mencionar la clara mejora de la musculatura abdominal que debe producir estar agachándose a por las graciosas bolitas verdes cada vez que se nos iba una de varas (calculo una frecuencia... aproximadamente... si: vergonzosa. Definitivamente). Eso cuando dábamos a las pelotitas en cuestión claro. Porque resulta que las raquetas de pádel son un instrumento claramente diseñado para humillar lo mires por dónde lo mires. Porque son pequeñas. Ya le vale a Nadal, con ese pedazo de matamoscas, cualquiera... Pero con esta mierda de redondelito ridículo...

At last, tras una hora blandiendo elegantemente las raquetas ridículas, de allí salimos, satisfechas por un trabajo no exactamente bien hecho pero que cumplió su función: dejarnos deshidratadas y con dolor de corvas (y en mi caso de barriga, por que yo tiré más bolas fuera).
En principio no me notaba tan mortalmente agotada como cabía esperar, lo que llenó de orgullo mi acelerado corazoncito durante unos diez segundos, concretamente hasta que miré de soslayo hacia un ventanal y pensé, "Pardiez, qué sitio más raro para colgar un extintor"... Pero no era un extintor, sino el reflejo de mi jeta sobre-arrebolada.

En cualquier caso: Volveremos. Como los Aliens.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Bang Bang...

Ayer, a las diez y pico hora zulú, hubo un pase USB Prime Time en el hogar del remake de El Tren de las Tres y Diez que un tal James Mangold estrenó en 2007 DC. Este señor no me sonaba de nada y, tras la pertinente investigación, parece que lo único que he visionado de él es Inocencia Interrumpida, un duelo a muerte de excesos interpretativos entre Angelina Jolie y Winona Rider en sus tiempos jóvenes, cuando iban de alternativas por la vida. En fin, para más datos la cinta esta la protagonizan Christian Bale y Russell Crowe. Hay más, pero me pasaron desapercibidos. Hasta Peter Fonda me pasó desapercibido, lo que no deja de ser vergonzante.
La verdad es que a nivel interpretativo no tengo queja ninguna... Porque tampoco es que fueran personajes de triple capa, exactamente. Planos, previsibles, muy metiditos todos en su etiqueta del Western más clásico, ninguna duda de lo que va a hacer cada uno en cada momento. Y eso es lo que me enerva de ciertos trabajos de este género.
Dicen las malas lenguas (lenguas realmente malvadas. Viperinas incluso) que este "filme" me disgusta porque no me gusta el Western. Mentira cochina, a mí no me gusta ese Western en el que cada personaje se puede describir con sólo dos palabras y la línea argumental con tres. De hecho, un Western bien hecho es una gozada (Esta misma mañana me he batido en duelo de películas del oeste míticas en lugar de estar picando facturas, que es por lo que me pagan. He perdido, pero porque me he enfrentado al puñetero Amo del Calabozo).
Al fin y al cabo, se trata de cine histórico, un poco como el cine bélico en general. Quizá ese sea el motivo por el que se cae en el cliché facilón con alarmante frecuencia. Si me dieran un euro por cada vez que he leído en una crítica "es la resurrección del Western clásico" desde que estrenaron Sin Perdón (que sí que es una de las míticas) me podría comprar la iniciativa Dharma con isla y todo. La imagen que mi pobre cerebro femenino tiene del Western clásico incluye siempre una escena en la que un rudo vaquero de buen corazón dice algo como: "Tu no puedes venir, Billy Ray. Necesito que lleves el ganado de vuelta al rancho", se toca el sombrero a modo de despedida y cabalga hacia la amenaza forajida, aguerrido, con templanza (generalmente además ese personaje tiene la cara de John Wayne).
No, a mí me gusta el Western en el que todos son unos cabrones (y cabronas) porque bastante tienen con jugarse el pellejo todos los días como para andarse con gilipolleces. Si, esto muy soez, pero la ocasión lo requiere.
Películas como El Tren de las Tres y Diez (ambas versiones) no puede compararse con enormidades como El Bueno, El Feo y El Malo. Porque sólo se parecen en el atrezzo.
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Drinking game: un chupito por cada vez que he escrito la palabra "Western". Además de cansina, anglófila. Qué asquito doy a veces.

martes, 20 de septiembre de 2011

Diario de un Viajante I - Guest Star Post by DP

Hoy mi amigo y compañero DP ha tenido el detalle de autorizarme a publicar, en primicia mundial, la primera parte de sus avatares y vivencias por tierras extrañas, early morning version. Espero ansiosa la segunda parte. Y la tercera, porque todos sabemos que no hay dos sin tres.
Sin más dilación, procedo:

Barajas, 6:40 de la mañana.
Única cafetería abierta a esa hora, hora que hasta no hace mucho era la de ponerse en horizontal.
Dos empleados indolentes sirviendo desayunos, una fila que en su deseado extremo final se bifurca en dos, siguiendo obedientemente las indicaciones del correspondiente camarero.
Cuatro legañosos de movimientos pausados delante de mí; yo, tranquilamente, miro el reloj de la blackberry:  el embarque es a las 7, hay tiempo. Pero, !sobresalto! A mi derecha, en esa fracción de segundo de despiste movilero se coloca el especimen típico: mujer de 60 años que, cobijada en su afable aspecto maternal, se instala a mi lado. 
Yo me la quedo mirando perplejo y emito un sonido gutural hacia ella, sin efecto ninguno. Es más, ella, impertérrita, aprovecha para adelantarse un paso mas. Yo la miro a la punta de la nariz, con fuerza, método infalible para que te devuelvan la mirada, como todo el mundo sabe; pero ni por esas: ella no me mira.
Y se acerca el momento clave del partido: solo quedan dos delante de mí (mejor dicho: tres, ya que la profesional ya se ha colocado un paso por delante: eso sí, en paralelo, para diluir el efecto de su acción). Sintiendo un calor interno, inusual a esas horas de la mañana y menos en ayunas, me armo de valor y oso decirle: "Señora, supongo que se habrá dado cuenta de que yo YA estaba aquí". El espécimen me mira, y mira alrededor, buscando la complicidad de otro congénere quizás. Se gira de nuevo hacia a mí y exclama esa frase tantas veces oída: "Ay hijo!, NO te había visto!".
En ese momento pienso que a lo mejor la chaqueta que llevo me la han cambiado en el tinte por la capa élfica de Frodo Bolsón. No obstante, y para mi sosiego, con la misma velocidad de movimientos, se parapeta a mi retaguardia, agazapada para un más que seguro contraataque.
Felizmente no hay tiempo para el mismo, y ante la pregunta del camarero, respondo con una sonrisa:  "Buenos días: un desayuno completo, por favor, y prepareme el zumo nuevo, no tengo prisa".

End of part one.

sábado, 17 de septiembre de 2011

En el limbo de la producción

Hace un par de días llegó a mi conocimiento, con unos tres meses de retraso, que la cadena HBO y la productora Playtone, el viejo feudo de Tom Hanks y Gary Goetzman, están en proceso de regalarnos una versión televisiva de American Gods. Según los rumores, serán unas 6 temporadas de unos 12 episodios cada una. Dato preocupante, considerando el gusto de la HBO por el tijeretazo inclemente. Carnivale, que encajaría en el mismo género que American Gods, salvando las distancias, fue como un estornudo. Y no voy a repetir lo de Deadwood porque sería una cansina histórica: qué dolor... (Vaya, pues sí que lo he repetido: qué dolor one more time)
En fin, que mi primera reacción al enterarme fue de alborozo exuberante, pero tras rumiar el tema se percata una de que lleva esperando a que Terry Gilliam se decida de una vez a empezar con Buenos Presagios exactamente una década. Y nada.
Luego estuvo aquella vez que el mismo Neil comentó que Guillermo del Toro iba a producir un guión escrito por él mismo basado en Muerte, El Alto Coste de la Vida. A una servidora se le cayeron los palos del sombrajo, pero al final ese tema sigue en negociaciones.
Es cierto que Neil Gaiman ha creado directamente para el medio audiovisual algunas joyitas: Mirrormask y Neverwhere me vienen a la mente; o los episodios de Babylon 5 y, recientemente, Doctor Who (ENORME); Beowulf prefiero obviarla porque era bastante mediocre. Y parte del resto de su obra sí que ha sido producida con mayor (Coraline) o menor (Stardust) maestría. Pero esa costumbre de dejarnos con las ganas es bastante enervante, la verdad.
Y esto no pasa exclusivamente con Gaiman. La cantidad de buenas historias que se quedan en el purgatorio de la producción y nunca acaban de arrancar es frustrante. Transmetropolitan, Predicador, La Era del Diamante, Wicked... La lista es interminable. Aunque hay que reconocer que también es cierto que a veces la espera merece la pena.

Update: Ya lo sabía yo. La HBO ya le ha puesto freno a la euforia y dicen que con clama y buena letra. Lo dicho: otra para el purgatorio. Fijo.

domingo, 4 de septiembre de 2011

That's Entertainment...

Vaya movida patria que se está montando con este temita sin importancia de la refoma del texto constitucional. Total, después de más de 30 años esperando ajustes, ¿Por qué ibamos los ciudadanos a querer dar nuestra opinión al respecto? Qué tontería. El Referendum Popular está sobrevalorado.
De hecho, preferimos ver como se parten la cara en el congreso cuatro pelagatos que lo único que saben hacer es barrer para casa e intercambiar insultos infantiles mientras discuten introducir variaciones en el texto que constituye el pilar de nuestro Estado de Derecho. Modificaciones impulsadas por la clara manipulación de la soberanía nacional de dos mandatarios europeos que consideran que se están enfrentando a un problema que no han causado ellos. Con un par de huevos. Porque, independientemente de si incluír parámetros sobre déficit en los textos constitucionales es o no útil de cara a evitar más derrumbes financieros, esa decisión entra de lleno en el ámbito de la soberanía de cada nación. Y el chantaje económico, la última vez que miré, no formaba parte de los principios de la relación diplomática, ni de ninguna directiva europea (aunque igual he buscado mal).
Y aquí estamos de nuevo, con indignación o sin ella, viendo como eligen por nosotros mientras nos piden que les hagamos la ola por el bien común. Porca miseria.

sábado, 3 de septiembre de 2011

Spartacus: Dioses de la Arena



Tras el festín de fluídos del que disfrutamos con Spartacus: Sangre y Arena, el pasado mes de Julio estrenaron en esta nuestra patria la "precuela" para que pudieramos seguir admirando los encantos del fornicio en slow motion y las salpicaduras arteriales en stand by (aún a riesgo de resultar reiterativa… cuánto daño hizo Zack Synder).
Es cierto que me despaché a gusto con la primera temporada, porque admito que la crítica destructiva facilona es una tentación en producciones con tales excesos de sexo y violencia. Precisamente porque lo que buscan, en parte, es el morbo. Pero también es cierto que la primera temporada me la vi enterita encantada de la vida. Y cierto es también que el morbo de ver el primer plano de un pene en prime-time se pasa después de los dos primeros capítulos. Me tragué la serie entera porque es una visión relativamente novedosa de una historia que se ha repetido hasta el tedio en los medios audiovisuales desde que Kubrick nos mostrara los dudosos encantos Kirk Douglas hace medio siglo. Bueno, por eso y por Xena.
En la primera temporada conocías la historia pero había suficientes líneas argumentales nuevas como para mantener el interés, a pesar de ser bastante previsibles y de que los personajes fueran más planos que una hoja de papel secante. Era como presenciar un acidente de tren: sabes que se va a estrellar, pero por algún motivo no puedes apartar la vista.
La precuela es clavada en estilo y ritmo, algo más fuerte en violencia que en sexo esta vez. El problema es que también es mucho más previsible... Y eso que esta historia sí que es teóricamente nueva. En cada momento se ve venir exactamente lo que va a ocurrir y cómo va a ocurrir. La única sorpresa me la llevé en los últimos diez minutos del episodio final, que estaba algo mejor que los otros cinco (porque había sangre por doquier, huesos de mantequilla y mutilaciones extremas. Un deshueve. Y una gozada para cualquier fan de la Troma).
Un 6 sobre 10. No puedo darle más ni por John Hannah y Lucy Lawless.

sábado, 20 de agosto de 2011

De Libertad y Megáfonos

Parece que en los últimos días se ha creado cierta polémica en la urbe en la que felizmente resido con motivo de un evento del copón al que llaman "JMJ".
Desde el punto de vista práctico, solo sé que desde el Martes pasado una cantidad indecente de jovezuelos y jovenzuelas de nacionalidad italiana han aparcado las mochilas en diferentes emplazamientos de mi amado barrio. Entre sus pertrechos se encuentran un número exagerado de banderas nacionales (de la nación Italiana, se entiende), muchísimas ganas de cantar a coro y unos cuantos megáfonos que funcionan estupendamente (aunque, por alguna razón, me da la impresión de que suenan más contundentes a partir de las 3 de la madrugada... Será que eso de la fe se vive con más pasión por la noche, porque son como los Gremlins cuando les das de comer después de media noche, los jodíos).
Otra de las cosas que he notado es que no puedo acceder a la mayor parte del centro de la ciudad y aledaños como de costumbre (esto es, atravesando un atasco de hora y media) a no ser que lleve un carnet que acredite que voy a ver a un señor mayor con toga ibicenca y mocasines de franela. O peor, que voy a confesarme al Parque del Retiro (si, si, al Retiro. True Fact. Si no hay al menos 200 confesionarios blanco eterno nuclear no hay ninguno)... ¿Confesarme yo? Ni hablar, yo sin mi abogado presente no digo nada.
En este momento miles de muchachos con sus jóvenes corazones cargados de amor por el señor mayor en particular y por los alzacuellos en general, esperan en un descampado a 39 graditos a la sombra para rezar un rato a última hora, o algo. Planazo.
En otro orden de cosas, resulta que por otro lado tenemos a la otra facción, llamémosla facción B, que resulta que en teoría ha salido a la calle a manifestarse para protestar contra la financiación pública de eventos religiosos en un estado laico y lo que están haciendo realmente es impedir que se desarrolle la libertad de culto en nombre de... la libertad. Esto no lo llego a entender muy bien, porque si tu problema es la financiación, ¿por qué le gritas a la gente que su religión es opresión? Pues si es opresión es problema de quien la practica, no tuyo. Tú a tu rollo y punto, que tampoco es plan de ponerse a insultar (y lo de "es que ellos me insultaron a mi antes" tampoco me vale, a no ser que tengas como máximo ocho años).
Total, que a mi me parece muy bien que cada uno emplee su tiempo y dinero en lo que guste, pero estoy deseando que estas hordas (tanto la facción A como la B) se lleven sus matasuegras, carteles, sombreros panameños y, sobre todo, sus megáfonos de vuelta a casa y así poder volver a dormir una noche entera y dar un paseo por mi ciudad sin sentirme como una traidora a la causa divina (o terrenal) sólo por no compartir la opción religiosa (o laica) de ciertas personas.

viernes, 8 de julio de 2011

Acongojada Me Hallo. O De la Tragedia y Debacle de La Correa de Distribución

Veamos. Hace un par de semanas pedí hora para la revisión de los 60.000 kms de nuestro cochecito con el optimismo habitual y en el taller habitual (que, por dar información realmente innecesaria, es el concesionario y nuestro instrumento un Italiano muy pintón de gasolina). Y allí me presenté yo este Lunes a las 8:45 clavadas según sus indicaciones.
Amabilidad, sonrisas y un coche de sustitución que sonaba como diez matasuegras moribundos y olía como el cenicero de mi hermano pequeño. "Si, si, en cuanto hayamos echado un vistazo te llamo para darte el importe y tal y cual". Lo normal.
Sobre las 11:30 hora zulú me llama un señor muy simpático que me dice que en ese modelo recomiendan cambiar la distribución ya porque parece que peta de mala manera sobre los 70 u 80 mil kilómetros o a los 4 años de vida del carro. Como esto ya me lo avisó mi costilla, viene en el manual y sé que "La Internet" está plagada de historias escalofriantes sobre motores gripados y válvulas destrozadas y reparaciones de 3.000 pavos mínimo, pues le digo que adelante, y que cuánto me importan. Me dice: "Quinientos", le digo: "Ah, bueno", me dice: "Sólo por la distribución", le digo: "¿Perdón?", me dice: "La perdono. Pero habría que sumar lo que salga del resto de la revisión", le digo: "¿Y eso cuánto se llama?", me dice "No sé decirle exactamente, ya la llamaré esta tarde". Bien, pues su llamada espero.
Martes, 13:00 horas. Pienso que igual el Señor Simpático se ha roto los diez dedos y no me puede llamar, así que le hago el favor de llamarle yo... Ante la imposibilidad de dar con él contacto con Señora Simpática de Administración, que me dice que todas las piezas están cargadas y que seguro que para la tarde lo tienen. Pregunto por el importe, Señora Simpática dice: "No sé decirle", le digo: "Habla usted el mismo idioma que Señor Simpático, ¿Son ustedes hermanos?", dice: "Le puedo dar una aproximación", digo: "No se corte", Dice: "¿Unos mil?", digo: "¿Me puede repetir la pregunta, seño?"... Tras esta conversación me doy por desvirgada, y voy asumiendo que un porcentaje indecente de la extra se lo va a llevar el Alfa. En fin, menos mal que Zeus aprieta pero no ahoga.
Unas 35 horas de desolador silencio después llamo nuevamente a estos señores, aún con mi optimismo habitual a pesar del inminente sablazo y que me ha costado 17 intentos y unos 67 improperios dar con ellos. Educadamente le pregunto a Señor Simpático a qué carajo esperan para darme un importe aproximado y una fecha de entrega, porque la carraca de sustitución ya se está encariñando conmigo y esas cosas nunca acaban bien, que soy una mujer casada. Me dice que lo siente hasta el infinito, pero 'que le faltan los patines que les tenían que haber llegado pero no han llegado y claro no puede hacer nada pero que seguro que llegan por la tarde y que para el día siguiente estará'. Yo me quedo muy sorprendida de que el coche lleve patines a parte de las cuatro ruedas que se ven por fuera, pero por si se trata de otro tipo de patines me callo como una perra para salvaguardar mi dignidad y le digo que claro, que con los patines ya se sabe y que, por la gloria de Santa Gertrudis, a cuánto ascenderá la factura. Su respuesta, efectivamente, es: "No se decirle, no lo he calculado aún". Tragándome el "A ver si yo no voy a saber pagarle, oiga" como la pringada profesional que soy, le digo que tenga la inmensa amabilidad de calcularlo y llamarme... Please.
Esta vez sí que me llama (demostrando con ello que sus dedos no tienen problema de movilidad alguno) y me dice que 930 pavos, y que no me cobra los 4 días de carraca de sustitución, sólo uno. Ante este despliegue de generosidad a punto estuve de romper a llorar. Serían las hormonas.
Esa misma tarde ya en el hogar, mi cónyuge, avezado conocedor de los dimes y diretes de los talleres mecánicos, me comunica con delicadeza que "esos cabrones inútiles se han cargado algo y no nos lo quieren decir. Haz el favor de pedirles las piezas sustituidas mañana". Yo, batiendo mi récord personal de inocencia automovilística le respondo: "Tú siempre pensando lo peor. Qué negativo eres. Además, ¿cómo me van a dar las piezas? Eso suena raro. Ya verás como hago el ridículo" (Si, ¿qué pasa?; ciudadana media que se ha sacado el carnet de conducir a los 35 bajo presión y amenaza familiar).
Total, que finalmente me llaman para que pase a recoger al pequeño, y allá voy. Le pido a Señor Simpático que me aclare cada concepto de la factura. Haciendo gala de una paciencia encomiable me va explicando punto por punto qué es cada cosa y enseñándome la pieza vieja. Yo asiento como si supiera de qué habla e intento no parecer tonta del culo con éxito moderado. Repentinamente, algo me llama la atención: "¿Y estos dos plásticos rotos y asquerosos y retorcidos que parece que han intentado pegar con Loctite, no vienen en la factura?". Dice: "Ah, eso son los patines. Y no, no los hemos facturado...". Digo: "Porque los rompieron". Dice: "Sip". Digo: "Y por eso tardaron tanto". Dice: "Sip". Y cerré el pozo, pensando en mi esposo con una mezcla de admiración por su clarividencia y ese asquito que da cuando el contrario tiene razón.
Seguidamente Señora Simpática de Administración me pidió la tarjeta de crédito y procedió a abrirme una nueva vía rectal a través de Caixa Catalunya, y dejó inmediatamente de parecerme tan simpática.
Tras probar al pequeño tanto Cónyuge como yo hemos llegado a la conclusión de que la verdad es que va como la seda, así que a pesar de que no podré sentarme en dos semanas tras esta intrusión, y manteniendo ese optimismo que me caracteriza a pesar de todo, considero que estos 930 puede que me hayan ahorrado 3000 y un susto de escaparate.
Lo que más siento es que, con tanta explicación y tanta mandanga, se me olvidó despedirme de la carraca de sustitución. Hace un rato he oído la lavadora del vecino y me doy cuenta de que quizás fui demasiado fría y distante. Pero ya se sabe que hay trenes que sólo pasan una vez (más que nada porque a este le quedan dos telediarios y una carta de ajuste, así que no creo que nos volvamos a encontrar)

Fin

Como nota al margen: Señores de Fiat-Alfa, cuando cualquier componente de uno de sus vehículos da un resultado peor del esperado, sea por defecto de diseño o de fabricación, endilgar al comprador el coste del cambio prematuro en lugar de asumirlo ustedes o solucionar el problema no aumentará sus niveles de ventas. Es más, me aventuro a decir que por mucho que les sorprenda seguramente esto perjudique su imagen. Se lo digo como amiga.


lunes, 6 de junio de 2011

Deadwood

Otra, en mi opinión, excelente serie de HBO. Sólo tiene un defecto: que fue cancelada de la manera más vil. Con ese tipo de tijeretazo que duele como un mordisco en la lengua. Luego investigas y resulta que era muy cara para la audiencia que conseguía, lo que hace perder a cualquiera la fe en el buen gusto, dado que despropósitos como Mujeres Desesperadas llevan ya siete temporadas, y lo que queda. Pero vamos, que esto es una tónica de la HBO. Series de producción impecable, obviamente con un coste elevado, que son canceladas tras dos o tres temporadas porque la gente prefiere ver CSI Miami (supongo que será por la cuidada evolución de sus protagonistas y lo impredecible de sus argumentos… O algo). Como ejemplos, a parte de Deadwood: Roma o Carnivale. Y a ver cuánto nos dura Boardwalk Empire.
Deadwood es una serie más o menos histórica. De hecho, Deadwood es efectivamente una localidad de Dakota del Sur (Estados Unidos) que en sus orígenes era un asentamiento minero cerca de Black Hills. Muchos de los personajes principales son históricos (Seth Bullock y Sol Star, Al Swearengen, Calamity Jane y Charlie Utter…), y algunos de los hechos que se relatan también (como el asesinato de Wild Bill Hickok). El periodo histórico en el que se encuadra es precisamente en el que el territorio de incorporó al estado de Dakota, en el siglo XIX. Aunque evidentemente la caracterización y muchos de los acontecimientos son fruto de la enorme mente de David Milch y sus colegas.
En este pueblo los buenos empiezan siendo unos santos y acaban siendo, como poco, moralmente cuestionables. Y los malos son villanos de corte clásico desde el principio, pero al menos tienen sentido del humor. Digamos que de puertas para adentro tiran todos más al negro que al blanco, la diferencia básicamente es que unos lo asumen y otros no. Estos últimos solucionan este conflicto interior entregando su alma a la violencia (ellos) o a las drogas (ellas). Una vez finiquitadas las tres temporadas considero a Al Swearengen uno de los personajes más entrañables con los que me he topado en televisión; más incluso que Espinete; más incluso que la araña Tecla. Lo que no es moco de pavo si tenemos en cuenta que era un proxeneta, un estafador, un asesino, un maltratador y, en general, un hijo de puta de marca mayor. Y me quito el sombrero ante Ian McShane, porque hace un trabajo fuera de serie.
También cabe destacar que la mitad de la plantilla interpretativa de Deadwood parece ser que acabó en Sons of Anarchy, así que al menos no se quedaron en paro. Ver los primeros episodios fue como jugar al Quién es Quién:
Yo: “Anda, ¿ese no es…?”
Esposo: “Es”
Yo: “Uuuuy ¿Y esa no es…?”
Esposo: “Si, es. ¿Y si te callas y escuchamos algo?”

Lo cierto es que por lo que leo por ahí, encuentro muchos espectadores descontentos con la tercera temporada, pero para mí fue cuando la cosa empezaba a coger ritmo. Les quedaba por contar lo mejor: Porca miseria.
En resumen, 8 sobre 10 y el mal sabor de boca que se te queda cuando te dejan con las ganas.

jueves, 2 de junio de 2011

David Fincher is back

Ayer vi La Red Social.
Me ha costado decidirme, y la razón es David Fincher. Llevo más de una década intentando que me guste lo que hace, porque un tipo que ha dirigido (que no escrito) perlas como Seven, The Game o El Club de la Lucha tiene algo; creo que generalmente lo llaman “talento”. Pero hubo un momento en el que cada vez que veía algo suyo me quedaba con esa sensación… de que al verdadero David Fincher seguramente lo habían secuestrado los alienígenas y en su lugar habían dejado a Ramoncín; creo que generalmente lo llaman “estafa” y, en ocasiones “basura”. Primero lo intenté con La Habitación del Pánico, pero lo único salvable era Forest Whitaker, y acabé detestando a Jodie Foster más que a mi profesora de gimnasia del instituto. Luego Zodiac, que es una oda al exceso bastante infumable, por lo visto basada en sucesos reales que nadie tenía muy claros. Y finalmente Bejamin Button, o de cómo conseguir que la vida de Brad Pitt sea tan anodina como la de cualquier otro individuo aunque la viva del revés. Cuando estrenaron La Red Social en cine me dio una pereza infinita, pero pensé que cuando la estrenaran en DVD la vería, porque en algún momento Fincher tenía que volver a hacer algo bueno. Al fin y al cabo, a David Lynch también le pasa y es un genio reconocido: nunca sabes si le vas a hacer la ola o a pedir que te devuelvan dos horas de tu vida con intereses.
No conocía al milímetro la historia de Facebook. De hecho, no la conocía al centímetro. Ni siquiera al kilómetro. Así que después de ver el “filme” utilicé la fuente de conocimiento más completa y concienzuda creada por el hombre: Wikipedia (esto lo hago siempre que consumo algo supuestamente basado en hechos históricos o personajes reales, aunque indefectiblemente acabo con una considerable empanada mental de datos contradictorios sin contrastar. Es algo así como escuchar a Angela Merkel hablar de pepinos). Después de fisgar un poco, el veredicto es “muy entretenida, pero creíble sólo a medias”. Será que si no exageras el Sueño Americano pierdes público. Estos yankees tienen demasiada admiración por el narcisista maligno en general y por el narcisista maligno que se sale con la suya en particular. Pero vamos, dada la horda de subproductos que nos endilgan últimamente, esto al menos está currado y es interesante.
La historia del post-adolescente inmaduro con una buena idea que se le va de las manos y, ya de paso, le soluciona la vida no es ninguna novedad, especialmente en el mercado de información en el que nadamos desde hace unos 20 años (o más). Bill Gates o Steve Jobs realmente revolucionaron (no sólo ellos, pero formaron parte del proceso) la manera de entender y gestionar la información a todos los niveles, pero Facebook no es parte de esa etapa, sino de la siguiente. Google, Youtube, MySpace, Twitter, E-BayWikipedia: hay a millares. De vez en cuando surge algo nuevo, un giro, pequeño o grande, que hace que se tome un determinado camino, o que crea un sinfín de clones: pero el planeta ya existe, sólo lo están poblando. Son meros colonos. Francamente, no creo que Facebook haya cambiado la red, ni tampoco creo que haya modificado la forma de socializar de los seres humanos. Considero, sin embargo, que posiblemente haya modificado y simplificado el concepto de “red social”, que no era nuevo ni mucho menos, hasta el punto de haber provocado un paso en la evolución de la vida social online. Ya no estoy en Facebook, pero lo estuve, y efectivamente es casi adictivo, porque facilita la comunicación con otros en extremo. Cuesta menos llamar que quedar, cuesta menos enviar un e-mail que llamar… Y ahora cuesta menos escribir en el Muro de alguien que enviar un e-mail. Para mantener en marcha el motor de la amistad simplemente haz un click en “Me Gusta” y ya has cumplido, tu conciencia está tranquila. Basta con apretar un botón. Y no es una crítica, porque se trata de un proceso lógico parecido al que hemos seguido con la compra online: no es que hayamos dejado de disfrutar hojeando libros en una librería, es que es más fácil apretar un botón. No es que no te guste andar, es que llegas antes en coche.
Quizás también este tipo de herramientas, y en este caso incluyo los blogs, son una manera muy eficaz de satisfacer por un lado, y a través de lo que publicamos, esa faceta exhibicionista y ególatra que tenemos todos (aquí ven de nosotros exclusivamente lo que queremos que vean) y por otro la curiosidad insaciable que tenemos sobre la vida de otros. Ese cotilla irredento que llevamos dentro.
En fin, supongo que este tema da para escribir océanos de tinta a cualquiera que no viva en un refugio antinuclear y tenga conexión a Internet, así que por el bien de mis dedos y los ojos ajenos es mejor dejarlo aquí.
Volviendo a la película, más en concreto al área interpretativa, nada especialmente destacable a excepción de:
- Que, contra todo pronóstico, Justin Timberlake funciona como Sean Parker. Acongojada me quedé y me la tuve que envainar.
- Que Jesse Eisenberg y Michael Cera tienen que compartir al menos 8 cromosomas… O más.
- Que tengo la memoria facial de una hoja de parra, porque tardé más de 45 minutos en darme cuenta de que Eduardo Saverin (Andrew Garfield) era el Antón de El Imaginario del doctor Parnassus. Tiene tela.
En resumen, es la primera vez que Fincher saca más de un 6 sobre 10 en mi libro desde El Club de la Lucha. Pero vamos, sigue a años luz de lo mejor que ha hecho.


En otro orden de cosas, ayer también probé a poner un foco LED en lugar de uno halógeno en el hogar y he llegado a la conclusión de que el ahorro de energía te deja ciego. Probaré a encender menos las luces para ahorrar, que hasta ahora me ha funcionado.

viernes, 1 de abril de 2011

¿The Boys al cine?

Vaya... ¿Quieren que Adam Mckay lleve The Boys a la pantalla grande? ¿Y quieren que Russell Crowe sea el Carnicero? ¿En serio?... Pero, ¿Por qué? ¿Qué han hecho Garth y Darick para merecer esto? Los "filmes" de este señor son infumables, y Gladiator es abofeteable hasta el infinito.
Espero que sólo sea un bulo (como lo de Predicador, que lleva en el limbo de la pre-producción desde que Sarita Montiel llevaba coletas). Y si no lo es, espero que al menos Simon Pegg sea Hughie. Es lo mínimo. Aunque viendo la trayectoria del tal McKay, seguro que prefiere a Will Ferrell. Qué miedito.

martes, 29 de marzo de 2011

Sanctuary (for All)

Hace mucho, mucho tiempo - tanto que a estas alturas sólo guardaba ciertos retazos argumentales en este pequeño cerebro disfuncional - los de Canal SciFi (ahora SyFy) emitieron la primera temporada de Sanctuary. Si no recuerdo mal, fue el mismo año que los muy mamones cancelaron Stargate Atlantis para hacerle sitio al bodrio lamentable de Stargate Universe (¿O fue cuando los muy mamones sustituyeron Battlestar Galáctica por ese bodrio lamentable de Caprica? Ah, no... Eso fue el año pasado. Afortunadamente, ambos bodrios han tenido que ser cancelados por falta de audiencia. Vamos, lo que se llama hoy día el "Fenómeno O.T."). En fin, que a pesar de que la segunda temporada estaba disponible en anglosajón desde el 2009, estos perlas no la han estrenado en lengua romance hasta este año. Debe ser que los complicados giros idiomáticos dificultaron la traducción, o algo. Si, lo sé, también se puede ver en inglés... Pero ni soy tan friki ni sé tanto inglés como para no perderme. Y los subtítulos me dan alergia.
Sanctuary es una serie Canadiense que arrancó en 2007 con 8 episodios web gratuitos que después fue fichada por SyFy Channel (entonces SciFi) gracias al tremendo éxito que tuvo. Esto fue lo primero que me llamó la atención. Lo segundo fue que estaba rodada utilizando CGI para prácticamente todo (vamos, con pantalla verde. Sin decorados reales); los pantallazos se ven a distancia, pero les permite ser mucho más imaginativos a nivel visual a bajo coste. Parece que además es la primera serie que utiliza lo que llaman "RED Camera", que guarda la película directamente en un disco duro facilitando y abaratando la edición sensiblemente. Una virguería.

Base argumental: la Doctora Helen Magnus, nacida en algún momento del S XIX en Londres, dirige el Santuario, una red que localiza, da refugio y protege a los que llaman "anómalos" (o sea, mutantes... Monstruos... Bichos). Está acompañada de varios personajes secundarios bastante inanes, incluida su hija. Su base está en un edificio gigantesco de Nueva York que recuerda bastante a una catedral gótica sobrealimentada. Esto le hace plantearse a una como a nadie en una ciudad tan poblada le ha llamado la atención semejante engendro... Pero cosas más raras se han visto. El motivo por el que Helen Magnus (Amanda Tapping) sigue estando tan buena a los 150 años se revela a lo largo de la primera temporada, así que no lo voy a destripar aquí (porque, aunque tengo la mal ganada fama de destripar series y películas de forma indiscriminada, no suelo hacerlo a propósito. Por lo general es la noche, que me confunde). El concepto recuerda bastante a Torchwood, con la salvedad de que el Capitán Harkness dispara primero y pregunta después y Helen Magnus es la versión vegetariana: pero vamos, ambos son inmortales, ambos coleccionan bichos y ambos tienen impresionantes instalaciones high-tech con oscuras fuentes de financiación.En Sanctuary no sale Doctor Who, pero salen Jack el Destripador, el Doctor Watson y Nikola Tesla (que resulta ser un vampiro. Es que me deshueso toda).

Reconozco que esta serie la empecé a ver en plan oda fúnebre a Stargate, porque Damian Kindler, Martin Wood y Amanda Tapping estaban en el ajo. Pero a pesar de que es como un cliché largo, a mi me gusta (o puede que me guste precisamente porque es un cliché largo). En Norteamérica ya han estrenado la tercera temporada, así que supongo que aquí la pondrán en 2014.

martes, 8 de marzo de 2011

La Crueldad de la Paz de Espíritu

Tengo un buen amigo, llamémoslo X, que a su vez tiene un familiar que ha vivido ya más de un siglo, y a estas alturas su cuerpo ha echado el freno y ha dicho que prefiere bajarse del tren. Hasta ahí, todo normal. Hablamos de más de un siglo, con los miles de cubos de experiencias vitales que pueden llenarse en ese tiempo, así que dar el alto digamos que sigue el orden natural de las cosas.
El problema es que cuando el cuerpo echa el freno pero la carretera resbala, a veces el camino puede alargarse de manera no solo innecesaria sino también dolorosa. Desgraciadamente, me doy cuenta en situaciones como esta de que seguimos viviendo en una sociedad tan cruel e hipócrita que prefiere alargar el sufrimiento de alguien que se ha ganado a pulso el derecho a descansar tras una larga vida a proteger la dignidad de las personas y acabar de una vez con tan absurda situación. La falta de humanidad de este circo en el que se ayuda a irse al resto de los seres vivos para evitarles el sufrimiento pero que, pasmosamente, permite sin embargo que sus congéneres sigan subiendo peldaños quieran o no me avergüenza y me cabrea sobremanera. Y a cualquier ser pensante con un mínimo de sentido común le debería dejar con la mandíbula colgando en el vacío.
Cada vez que lo pienso la única palabra que me viene a la mente es "indignante". Pero así seguimos y así seguiremos, desde la cómoda postura del que prefiere no tomar parte para no herir los sentimientos de nadie, excepto, por supuesto, del que se quiere ir pero no puede. Que parece ser que es el que menos importa.

lunes, 7 de marzo de 2011

Sherlock

Hace ya tiempo que tenía intención de hablar de esta serie de la BBC, pero como tengo la pereza clavada en el alma no me había puesto aún a ello.
A pesar de que Sherlock Holmes es posiblemente uno de los personajes más trillados de la ficción cósmica, seguido muy de cerca por el Doctor Watson y el Conde Drácula, cuando me enteré de que Mark Gatiss y Steven Moffatt le habían dado otra vuelta y habían rodado una mini-micro-peque-serie de 3 episodios, me puse toda contenta y esperé ávidamente su emisión (algunos malvados pueden pensar que me empalmo cada vez que oigo hablar de Gatiss y Moffatt por Doctor Who... Y tendrían razón). Lo que han hecho estos dos es situar la acción a principios del S. XXI en lugar de a finales del XIX (o sea, ahora en lugar de antes). Esto podría haber sido un quiero y no puedo o un acierto absoluto. Después de ver los tres primeros minutos del primer episodio ya había decidido cuál era el veredicto: "¡Yupiiiii!".
En cuanto a las caras: Benedict Cumberbatch está imponente como Holmes, y aunque tenía mis dudas respecto a Martin Freeman como Watson (especialmente tras la tremenda desilusión de La Guía del Autoestopista Galáctico), el tipo lo borda. Del resto es destacable Rupert Graves como Lestrade, que no sólo hace el personaje creíble sino que además cae bien, y Mark Gatiss como Mycroft Holmes, porque hasta ahora nunca me habría imaginado a Mycroft así pero, contra todo pronóstico, funciona.
Los episodios son de 90 minutos, lo que los convierte prácticamente en largometrajes. Pero merece la pena tragárselos porque son muy entretenidos.

Ep. 1 -"Estudio en Rosa": Basado en la novela Estudio en Escarlata. Lo menciono porque seguro que nadie se lo habría imaginado por su cuenta. Escrito por Moffatt, lo que le da caché a priori y a posteriori, y dirigida por Paul McGuigan, de quien solo había visto The Acid House que no está nada mal. Sigue de manera bastante fiel el caso relatado en la novela original. Lo mejor, como se integran elementos actuales sin variar sensiblemente la evolución del caso (y su resolución). El móvil rosa, cómo utiliza Sherlock su web, como menciona a Moriarty al final del episodio... Muy ingenioso. Lo peor: Sherlock se hubiera dado cuenta mucho antes del percal si ciertas pistas que aparecen en la serie se hubieran cruzado en su camino en la novela. Claro que esto es fácil de decir desde la cómoda postura de quien ya sabe quién es el malo desde el principio. De los tres episodios, el segundo mejor.

Ep. 2 - "El Banquero Ciego": Esta tiene elementos que me recordaron a la primera parte de El Valle del Terror (por los mensajes codificados en las páginas de un libro), pero no se basa realmente en ninguna historia original de Doyle. He leído por ahí que también toma elementos del el relato Los Bailarines, pero ese no lo conocía, francamente. En cualquier caso, para mí este es el episodio más flojito de los tres. Lo ha escrito un tal Stephen Thompson, a quien no tenía el gusto de conocer pero que no me ha dejado exactamente impresionada, y el director es Euros Lyn, que como también viene de Doctor Who y dirigió la tercera temporada de Torchwood, tiene mi beneplácito implícito. Además, el problema de este episodio era el guión, no la dirección. Los personajes siguen la línea que Moffatt crea en el primer episodio en casi todo (esa es la parte buena), pero la rocambolesca trama de mafias asiáticas y contrabando a gran escala acaba siendo cansina y un poco liosa.

Ep 3 - "El Gran Juego": En mi humilde opinión, el mejor de los tres. Tremendo. Escrito por Gatiss y dirigido de nuevo por Paul McGuigan. Gatiss proclama a los cuatro vientos su evidente admiración por Arthur Conan Doyle (Sir) y se despacha a gusto introduciendo elementos de varias novelas y relatos, principalmente Los Planos del Bruce-Partington (por el caso Wes) y El Problema Final (por el enfrentamiento cara a cara entre Holmes y Moriarty, agua incluida). La propia estructura del episodio (varios desafíos directos de Moriarty que constituyen casos independientes) recuerda mucho a Las Aventuras de Sherlock Holmes. También hay guiños a Las Cinco Semillas de Naranja, Escándalo en Bohemia, Estudio en Escarlata, El Ritual de los Musgrave o La Casa Deshabitada. No se corta tampoco homenajeando al Holmes de Basil Rathbone: el Golem es clavado a The Creeper en La Perla Maldita.
En fin, dejando las pedanterías a un lado, el episodio es muy interesante. Está compuesto por cinco casos distintos que Sherlock ha de resolver en un tiempo límite (que va menguando en cada caso) para evitar que Moriarty reviente (literalmente) a personas inocentes, y por un sexto caso, aparentemente desligado del resto, referente al robo de unos planos que parece importar enormemente a Mycroft. Tanta variedad nos permite tener un poco de todo: pesquisas, divagaciones, persecuciones, intercambios de impresiones entre John y Sherlock muy a lo La Extraña Pareja. La cosa va tomando buen ritmo gracias al plazo decreciente del que disponen para resolver los casos. Y el final... Ay, el final. ¡Qué final! Un final de órdago por todo, excepto por un pequeño detalle: James Moriarty.

Ooooooich!!!

Pero... Pero... ¿En qué estaban ustedes pensando, oigan? ¿Pretenden que nos parezca verosímil que un Tomasín metrosexual con un tic en el ojo y pinta de seguir teniendo poluciones nocturnas sea el "criminal mastermind" por excelencia del panorama literario mundial? Nononononoooo... NO. Por los clavos. Es risible. Igual el del casting le había pegado demasiado al José Cuervo esa tarde. O le debía un favor a alguien. Que igual el chaval es un actor excelente y lo clava en otros menesteres, pero aquí chirría como un chicle Bazooka de fresa eléctrica pegado en el zapato.

En fin, con todo y con eso, estoy esperando la segunda temporada casi con más ansia que las vacaciones de verano, porque a una no le pueden dejar en este sinvivir ("Cliffhanger", creo que lo llaman los anglosajones).

miércoles, 16 de febrero de 2011

Generation Kill

Ya puestos con HBO, seguimos con esta miniserie. Generation Kill me parece de lo mejorcito que he visto en este género (el bélico) en bastante tiempo. De hecho, salvando las distancias, me parece lo mejor desde Hermanos de Sangre, que para mi es claramente el pico de la boina. Lo más de lo más. The more of the more.

Partimos de la base de que soy hembra, y como hembra que soy siempre que se me sugiere entretenimiento en clave de guerra mi primera reacción es la suspicacia y cierta caída de párpados que suele significar: "Talking to me???". Pero bueno, una es más blanda que la mierda de pavo y siempre acaba cediendo. Total, que empecé a verla con interés relativo (esto en mi idioma, el bovino, quiere decir que mientras miro la tele de reojo estoy leyendo un cómic y buscando cualquier frikada en Internet. Mi contrario lo llama "dispersión mental". Yo lo llamo "enfoque simultáneo multitarea"). Poco a poco la cosa se empezaba a ponerse interesante, y el resto de operaciones que me traía entre manos fueron perdiendo importancia relativa (me quedé embobada con la tele y con el dedillo colgando sobre la tecla "Av Pág"). Tres episodios y una batería de portátil agotada inútilmente más tarde, estaba enganchada.

El guión de esta serie es cojonudo (con perdón de todos los cojones). La mayor parte del tiempo estás viendo a cuatro tíos metidos en un Hummer del ejército yanki teniendo conversaciones que le parecerían absurdas hasta a Quentin Tarantino. Entre pajas mentales y de las otras (las que se hacen con la mano, digo) hay alguna que otra escena con tiros y explosiones y testosterona en galones y esas cosas típicas de "guerra". Pero esas son las menos, porque lo que muestra esta serie - y supongo que el libro de Evan Wright en el que está basada, aunque no me lo he leído - es que lo que hicieron los Marines-USAs en Irak en 2003 fue básicamente pelar la pava. Se gastaron millones en enviar a unas máquinas de matar mal equipadas al desierto y las utilizaron para el equivalente bélico de barrer la entrada del portal.

Muy recomendable: 9 de 10.

Y en esta también sale Alexander Skarsgard, ladies and gentlemen...

Boardwalk Empire

Las series de HBO por lo general suelen estar curradas, así que cuando sale alguna que toca un tema interesante, suelo darle un tiento a ver si me engancha (hasta lo intenté con True Blood, que lo siento pero no la soporto. Aunque reconozco que está bien hecha... Y sale Alexander Skarsgard en paños menores con bastante frecuencia, que siempre es un plus, o sea, +).
Lo último que estoy viendo de estos payos es Boardwalk Empire. Pensé: "¿Scorsesse, crimen organizado y Leonardo di Caprio? Qué original, oiga, lo nunca visto...". Porque este señor se repite más que el ajo, las cosas como son... Pero bueno, a mi me gusta el ajo. Luego me enteré de que no era Leonardo di Caprio, sino Michael Pitt... Pero que alguien me diga si estos dos no ganarían un concurso internacional de parecidos razonables. Martin, amigo, o declaras públicamente tu amor no fraternal por Leo, o te lo haces mirar; te lo digo desde el cariño.

En cualquier caso, el importante en esta serie no es Michael Pitt, sino el Señor Rosa: Steve Buscemi, que es claramente un semidios (esto significa que no llega a ser Ron Perlman o el Doctor Jackson, pero está por encima de Harvey Keitel y David Hewlett). Y en esta serie se sale -momento "fangirl": como en todo lo que hace-. El resto de caras creo que hacen un trabajo bastante aceptable, pero ninguna destaca entre las demás (no es una crítica. En una serie de este tipo, eso es algo positivo).

Bueno, al lío: para no destripar la serie a quien pueda leer esto - o sea, mi esposo y dos compañeros de curro, que son los únicos que lo leen - sólo diré que cogen a un gerifalte corrupto de Atlantic City en la noche en la que entra en vigor la Ley Seca (un político corrupto. Dónde vamos a llegar. ¡Menos mal que aquí no hay de eso!) y nos cuentan sus tejemanejes hasta... No sé hasta cuándo porque aún no la he visto entera, voy por el capítulo 9. Estos tejemanejes se van haciendo paulatinamente más violentos y "gerifalte corrupto" se plantea cuestiones morales (pocas, muy pocas), porque él no es un gangster, sólo un hijoputa común que prevarica fondos y soborna y esas cosas. A la par nos muestran el panorama "gangsteril" de Chicago (o sea, Al Capone) y Nueva York (O sea, Rothstein y Luciano) porque si no Scorsesse no se quedaría tranquilo.

En resumen, 8,5 sobre 10. Es generoso, pero es que me gusta bastante.

En terminando de escribir esto, me entero de se han llevado los Globos de Oro a mejor actor y mejor serie dramática. Me alegro de que se vayan dando cuenta de que Buscemi es un ser superior. Ya era hora de que vieran la luz.

lunes, 10 de enero de 2011

2010 en PS3

Al final de cada año suelo echar un vistazo a los juegos de consola que andan por mi hogar para ver cuales vendo y cuales siguen teniendo potencial para jugarlos cansinamente hasta que a mi costilla le entran instintos conyugicidas. Estos son los destacados de 2010:

Batman: Arkham Asylum (9 de 10)



A pesar de que Batman siempre me ha parecido un mamarracho buenista. Este juego se sale. Muy recomendable.








De cabeza a por Assassins' Creed Brotherhood en cuanto se les deje de ir tanto la olla con el precio. 74 pavos... my God







Uncharted II (8 de 10)



Es muy parecido a la primera parte. Pero precisamente por eso es bastante bueno. Me lo quedo. También a por la tercera parte en cuanto baje el precio... Por cierto, ¿por qué no harán una película de este juego?. Supongo que porque les saldría algo tan lamentable como Max Payne, claro. Cuánto pagafantas hay en Hollywood.





Mejor que las 2 anteriores entregas de la saga Silent Hill. Pero este lo venderé, una vez terminado tiene poca gracia volverlos a jugar.










Más de lo mismo. Pero me lo quedaré para tener la saga completa. Porque en el fondo soy una urraca.






Dante's Inferno (6 de 10)



Lo jugué justo después de God of War y era como si no hubiera cambiado de juego. El motor es clavado. Entretenido, pero no pasa de ahí. Vendible.






Darksiders (5 de 10)



Ver God of War III y Dante's Inferno. Bleh... Vendible.







Wet (4 de 10)


Resulta original las primeras 2 horas, luego empieza a ser monótono y bastante tedioso: vamos, un coñazo . Al final del juego tienes unas ganas incontrolables de matar a la tal Rubi Malone (Aunque mi excelso amigo DP dice que está muy buena, y es un chaval muy observador). Vendible.



Mención especial para The Elder Scrolls IV: Oblivion, porque es lo más parecido a un JDR de mesa que he visto desde el Lands of Lore. Me lo quedo para siempre... Mi tesoro...

Y digo yo... ¿Cuándo tendrán pensado los mamones de Blizzard sacar el Diablo III? Porca miseria, que llevamos esperando desde 2008.