Siempre que se cambia de ciclo, especialmente en las áreas influenciadas por la cultura Judeocristiana, se nos llena a todos la boca de buenas intenciones, paz, amor, alegría, compasión, nuevos proyectos y, sobre todo, alcohol, hidratos varios y azúcares nocivos. Son los mal llamados "Propósitos de Año Nuevo". Que generalmente acaban siendo una suscripción a un gimnasio al que no vas nunca, la matrícula de una carrera que jamás terminarás o la difusa intención de dejar el tabaco, o la comida basura, o el Nolotiltm... En fin, son un triste intento de mejorarnos a nosotros mismos con el objetivo último de ser más felices… o algo. Lo cierto es que casi siempre caen en saco roto, porque los humanos con la fuerza de voluntad necesaria para llevarlos a cabo están todos congelados en carbonita esperando un mundo mejor en el que puedan hacer buen uso de sus superpoderes. True fact.
Seis días después de este despliegue etílico de iniciativa, decidimos en cambio encomendar nuestra felicidad y estabilidad emocional a un grupito multirracial de dudosa orientación sexual que, parece ser, se desplaza desde tierras lejanas de ubicación imprecisa (aunque sabemos que están al oeste… muy al oeste) con unos cuantos pajes menores de edad y algunos camellos (o dromedarios. Eso generalmente depende del Belén). Y además vienen disfrazados con unos ponchos y gorritos chulos con brilli-brilli sospechosamente parecidos a la toga papal. Son un poco como los Village People de Oriente, sólo que en trío. Y con pajes menores de edad… Por si no lo he mencionado.
Resulta que estos señores reciben peticiones del oyente por correo ordinario durante todo el año y, si has sido bueno o buena, te regalan lo que has pedido. Si estás a nivel Purgatorio te regalan lo que les da la gana. Y si has sido malo o mala te regalan carbón de azúcar para que te pongas como un zeppelín y en tres meses no te puedas ver los pies. En mi caso pasé mi infancia chupando carbón como una bestia y preguntándome qué utilidad real tiene almacenar calcetines y bufandas como si se fueran a acabar mañana (en aquel entonces no había visto El Último Hombre Vivo y La Carretera)… Porque no creo que costase TANTO traer el puto Exin Castillostm desde el Lejano Oriente… NO??? HIJOS DE…
Me estoy desviando: los más avezados nos percatamos en las primeras, o segundas, fases nuestra existencia vital de que el proceso operativo es clavado al del gordo de mierda que dice caber por las chimeneas de medio mundo y viaja disfrazado de menstruación con 12 renos menores de edad (A este parece que tampoco le cabía el Exin Castillos en el saco ese ridículo que lleva). La ausencia de Exin Castillostm en mi vida durante incontables Navidades me hizo sospechar de un pacto sibilino entre competidores. Como Cepsa y Repsol. Me imaginaba a los cuatro reunidos junto al fuego, doblando calcetines con una sonrisa cruel, el Exin Castillostm abandonado en el alfeizar de la chimenea… Qué desazón.
En fin, el motivo de esta diatriba es que yo, mismamente, tengo mis dos listas: la de "Propósitos de Año Nuevo" y la de regalos potenciales para Sus Majestades Pederastas. Que generosamente comparto con las 4 personas que leen esto en un ejercicio sin parangón de pornografía emocional. Sobre todo para dar ideas:
"Propósitos de Año Nuevo"
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“Reyes Majos Letter”
jajaja, yo tuve ExinCastillos, Cine-exin, y el Madelman "expedicion polar con trineo y husky".....chincha rabiña..jajajaj
ResponderEliminarMecagoen... Seguro que el husky también era menor de edad, todos los Madelman eran unos cerdos. Y seguro que yo tenía MUCHOS más calcetines que tú: preparada para el Apocalipsis... Y más caries también: chincha rabiña
ResponderEliminarNo puede uno estar en Misa y repicando. Quiero decir, oh, alma descarriada, que no puede uno jugar a dos bandas, esto es, escribir a Sus Majestades de Oriente (al este, muy al este) y mandar misivas al malhadado protestante y blasfemo vestido de anuncio de bebida carbonatada de extractos. De haber puesto usted toda su fe en oriente y haber mirado menos al septentrión ártico, a buen seguro que habría recibido su regalo para poblar su hogar de castillos que habrían hecho palidecer a San Juan de Acre y temblar de miedo a los infieles.
ResponderEliminarDiversificación, ilustrísima. Aceptación y asimilación del cambio. Desde el respeto.
ResponderEliminarYo tuve el Castillo de Grayskull de Skeletor...
ResponderEliminarAnda... Ese le tuvimos nosotros también (mis hermanos y yo, quiero decir). Pero no es comparable con el Exin Castillos, por favor!!
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