Pues sí. Finalmente ayer decidimos mi parte contratante y yo empezar valientemente con la sexta temporada de Perdidos. La experiencia se puede resumir en dos palabras: qué desazón.
Porque una ya está acostumbrada a osos polares, monstruos de humo negro, los Otros, los Unos, los de la cola del avión, los del frente del avión, los de Dharma, los gabachos, los que se escapan pero vuelven, los que mueren pero resucitan en plan Bola de Dragón, los que ríen, los que lloran... La intemerata (porque esa isla debe ser lo menos del tamaño de Pangea).
Ya lo de los viajecitos espacio-temporales me provocó algún que otro vuelco de pupilas: "Pero... ¿Dónde están?" "No, donde no, cuándo" "¿Perdón?" "Te perdono, yo también estoy flipando".
En fin, que a pesar de todo decidimos intentar sobrevivir a la última temporada sin el cerebro licuado, a ver si al menos nos enteramos de qué o quién carajo es Jacob y por qué el padre de Jack está vivo y puede teletransportarse (Yo tengo una teoría sobre esto que incluye a Montgomery Scott, Spock y un fallo en la hipervelocidad del Enterprise, pero merece un post aparte). Y el primer episodio no empieza mal del todo, la bomba explota y "retcon" total. Hasta ahí bien. Pero entonces.... Zas!: "¿Qué hacen estos ahí?" "Pero si están en el avión, y si el avión no se ha estrellado no pueden estar ahí" "Por los clavos, me duele la cabeza" "Eso es una paradoja, si Doc Brown levantase la cabeza" "¿Doc Brown sale en esta serie?".
Total, que adios a las esperenzas de sobrevivir a 16 episodios con todas las neuronas intactas... Aguantamos 3 episodios entre miradas perplejas y lo dejamos. Es posible que no tengamos valor par seguir... Y ni siquiera ha vuelto a salir el padre de Jack.
Memorable resumen de seis temporadas de serie (unos ¿100 capitulos?).
ResponderEliminarTodavia sigo perplejo y sin salir de mi asombro (por eso hoy no he ido a trabajar).