Esta mente imperfecta ya casi había olvidado, después de tantas Lunas, la
inverosimil ordalía de los 60.000 kilómetros, y los graves perjuicios que aquel episodio provocó en mi tránsito intestinal. Mas esta semana la película se ha repetido
in my mind con agónica precisión: porque he vuelto. Juré no volver, pero he vuelto. Concretamente he vuelto para la ordalía de los 100.000 kilómetros.
El proceso se ha repetido casi al milímetro.
Llego allí a las 8:30 h con la presencia de ánimo y el buen humor que gasta una habitualmente un Lunes por la mañana. La Autoridad Competente examina el vehiculo con ojo crítico:
- ¡Madre mía!... ¿¿No tienes seguro a todo riesgo??
- Sí claro, pero es que me encanta llevar el carro así, rollo "vintage". Mostrando al mundo cómo me las gasto con las columnas impertinentes y las paredes que no se apartan a tiempo. (¿Por qué la gente hará preguntas tan absurdas a horas intempestivas?)
Tras embadurnar de marcas la hoja de estado del vehículo le digo que muchas gracias y que espero su llamada.
Que si me hace falta tenerlo hoy. Que sería de agradecer. Good bye. See you later. Continuará.
Seis horas después, sin noticias de Gurb, ni de La Autoridad Competente.
- Buenas. Soy la orgullosa propietaria del carro vintage. Llamaba porque no he recibido noticias de vds. Aunque sea para darme el presupuesto.
- Ah, sí. Bueno... Es que hay que cambiar las bujías en esta revisión, ¿sabe?
- Sí, lo sé. Yo también sé leer.
- Y no me han llegado todavía.
- Ahá. Verá, es que ni siquiera me han dado un presupuesto. ¿A cuánto ascendería por favor?
- Pues es que... Están pedidas, pero no me han llegado las bujías aún.
- ¡No me diga! Haberlo comentado antes, hombre. Entonces espero su llamada... ¿Me puede, por la gloria de sus antepasados, decir cúanto se va a llamar la factura?
- Pues es que el importe no figura en el pedido de las bujías.
- Correcto. ¿Me puede al menos decir si ha salido algo no previsto en esta revisión?
- Pues... Es que el chico no ha vuelto de comer. No sé decirle.
- Correcto. ¿Podría, por favor, llamarme cuando sepa el importe?, ¿Y comunicarme cuándo estará listo?
- Hombre por supuesto. Le llamo en menos de media hora.
Dos horas después:
- Buenas tardes caballero. Llamaba por el Extraño Caso de las Bujías Sin Precio. No me han llamado vds...
- Sí, sí... Pues no sé si estará hoy, porque no me han llegado las bujías.
- ¿En serio? Vaya. No me lo esperaba. Verá, necesitaría un presupuesto verbal, por favor. O sin favor. A estas alturas estoy dispuesta a obviar las formallidades.
- Presupuesto... Ups, tengo otra llamada. Le llamo a vd en diez minutos. (Y cuelga. Con un par. Así, sin un cariño ni nada)
Hora y media después:
- Buenas tardes... Otra vez. Mi coche, por favor. Lo echo de menos. Necesito información, a estas alturas la ansiedad me consume. Y el impulso de cagarme en sus muertos nubla mis sentidos.
- Ah. Hola. Sí. Ya han llegado las bujías. Las están cambiando. Pero no sé si terminaremos antes del cierre.
- Oiga, mírese esa fijación con las bujías porque tiene usted un problema. Se lo digo como amiga. Llamaba para que me diese vd un presupuesto, porque ya me urge, la verdad.
- ¡Ah!, pero... ¿Quería usted presupuesto?
- Y un chalet en Torrevieja, pero veo que no se puede tener todo.
- ¿Cómo?
- Que sí, que quería presupuesto, avezado profesional de la mecánica.
- Pues... Ya he cargado las piezas pero he pasado la nota a facturación, así que no le puedo decir. No tengo los datos aquí.
- ... Talking to me????
- ¿Perdón?
- No le perdonamos, no. Ni Robert de Niro ni yo. Mire... abandono toda esperanza de afinidad para con sus neuronas. Me paso en media hora y al menos podré cerrar mi presupuesto mensual.
- Como quiera, pero le aviso: no sé si entará terminado antes del cierre.
- ... Mire, puedo parecer buena persona, pero hay quien asegura que soy una bestia salvaje. Usted siga tentando a la suerte.
Media hora más tarde:
- Buenas tardes, zagala. Venía por este vehículo con esta matrícula. Necesito saber cuánto me importa, por caridad.
- Buenas tardes. Si, me lo han traído hace una media hora del taller.
- ... ¿Media hora?
- Pues sí. ¿Por?... ¿Qué hace?
- Mirar si al final metí el spray de pimienta en las enaguas esta mañana. Tengo una cuenta pendiente con su jefe de taller.
- Ah... Muy bien. Está dos números más arriba. Aquí tiene la factura...
- ...
- ¿Y qué hace ahora?
- Creo que lo llaman hiperventilar, Jackie Onassis. ¿Tiene una bolsa de papel, por favor?
- Pues no. ¿Tarjeta o efectivo?
- Tarjeta, que hoy no llevo suelto. Pero, qué bujías le han puesto, ¿son de platino?, ¿dan masajes? ¿Voy a poder volar con ellas?
- Pues mire la factura... Todo está correcto.
- Ya veo, ya. ¿Y todas estas horas? ¿Es que sus días doblan el espacio-tiempo? Porque los míos tienen 24 horas y el coche ha estado aquí 10. No me cuadra.
- Varios operarios.
- Mira que bien, como en Grease. Ande, páseme el lector. Pero como dice Leo DiCaprio: normalmente me gusta que me besen antes de follarme.
- ...
- No me mire así, que lo dice DiCaprio, no yo. Además no es usted mi tipo.
- ... No sé qué contestar a eso. Su coche está ahí atrás. Lo íbamos a lavar, pero como está lloviendo...
- Claro, lo entiendo. Yo tengo la misma filosofía. Nunca hago la cama porque la voy a volver a utilizar por la noche... Hale, a seguir bien. Que tenga una feliz vida mientras yo languidezco en la oscuridad de mi hogar sin una triste hogaza que llevarme a la boca y la calefacción apagada.
Fin.
Y esta vez, sí que no vuelvo. Lo juro por mis Clics de Famobil y por Steve Jobs.
¿Cómo era esto?... Ah, si: "Si haces siempre lo mismo, obtendrás siempre el mismo resultado". Pues eso.