lunes, 24 de octubre de 2011

De vacas y clones

Pues resulta que hace poco pasé un fin de semana en el campo. Bueno, más bien lo pasé en El Campo. Vamos, que si definimos la horquilla universal de campechanía del campo entre "el campo" y "EL CAMPO", donde he estado es en El Campo. Porque había luz, WC y agua corriente, y se veían vehículos a motor, pero también había muchos bichos de más de dos patas, principalmente vacas (Y de dos patas, pero con alas. O con camisa de cuadros).
De entre todos los conocimientos extraordinarios que un animal como yo puede sacar de tan rurales parajes, creo que el principal fue que, cuando el cerebro transmite la orden de forma adecuada, las extremidades inferiores del cuerpo humano se mueven de forma relativamente coordinada durante un espacio de tiempo indefinido para llevarte a ningún sitio en particular. Resulta que a esto se le llama "pasear por el campo" (creo que existen niveles superiores relacionados con esta actividad en los que mueves más extremidades, o sólo las de abajo pero más deprisa, por senderos y no tan senderos de formas crueles y con temperaturas extremas - o sea, cuesta arriba y con frío. O calor... Me entra angustia sólo de pensarlo - Estas actividades tienen nombres exóticos de origen anglosajón y suelen acabar en "ing", pero superan mis capacidades de entendimiento de la naturaleza aberroncha por el momento). Dicho lo cual: he estado "paseando por el campo". Sólo un rato, claro, el resto de el tiempo he estado comiendo en exceso, bebiendo lo que no debo y vegetando como una oruga, que suele ser mi actividad urbana estándar en momentos de asueto, solo que en compañía de la Playstation, un cómic, Doctor Who o todo lo anterior en racimo en lugar de en compañía de otras orugas como ha sido el caso.
Pero hay una segunda parte. Porque de entre todos los conocimientos extraordinarios que un animal como yo puede sacar de tan rurales parajes, el más inquietante con diferencia fue el siguiente: Mickey Mouse tiene un clon Marciano... Si, amigos, true fact (Hubo un momento bastante tenso en el que pensé que Mickey tenía DOS clones Marcianos, pero fue una falsa alarma. Habíamos visto el mismo episodio dos veces y creo que me estaba saliendo un poco de materia gris por la oreja izquierda, de ahí la confusión reinante entre mis meninges). Y eso no es todo: resulta que la única diferencia entre el Mickey original y su clon es que el primero tiene... Una "super-herramienta" misteriosa.
Mickey-Mouse-Originaltm tiene una super-herramienta... Y es misteriosa. Sí, sí...
Antes de seguir con este desasosegante relato creo que debo aclarar que estos datos fehacientes sobre el Mickey-Clon no habrían anidado en mi cerebro si el miembro más joven de la partida campestre no hubiera tenido unos dos años de edad (más concretamente un año y once meses). Esto significa que el hecho de que Mr Mouse tenga un clon Marciano podría no estar directamente relacionado con el medio rural per se. Pero no es un dato del que a día de hoy tenga confirmación empírica.
En fin, ¿Por dónde íbamos? Si, la "super-herramienta" misteriosa. Mi primera reacción fue:
"Pero... ¿Cómo va a llevar una super-herramienta? Si lo único que lleva tapado es...

Por Odín, por Zeus, por la Santa vaca... que lleve la super-herramienta misteriosa escondida en los zapatos o en los guantes"
Y así sucedió que, tras pasar los diez minutos más turbadores de mi mísera existencia pensando que mi infancia iba a ser vejada por una super-herramienta misteriosa dentro de los pantalones de un dibujo animado (Porque no se trata de Anime-Hentai, personas... Se trata de Mickey. Disney. Medio siglo de asexualidad asumida por un planeta entero con una sonrisa condescendiente y la tranquilidad de que existen Minnie Mouse y la reproducción por esporas. Sería sórdido. Sería darle la vuelta a las convicciones de... Vamos, que sería... No puedo), conocí que Mickey-Mouse-Originaltm cambia de super-herramienta misteriosa todas las semanas. Y eso calmó mi agitado pecho.
Este dato podría haber sido aún más alarmante si no me hubiera enterado escasos segundos antes de que la super-herramienta de la semana era un aspirador turbo, o algo así... porque resulta que tenían que aspirar la superficie de Marte para conseguir un cofre de forma vagamente fálica que contenía perritos calientes. Que en cualquier caso el Mickey-Clon no se iba a poder comer porque llevaba escafandra. Una tragedia griega, vamos. Menos mal que al final bailaron la Mickey-Danza y eso parece que significa que todo acaba bien, porque uno de los Mickeys salía comiéndose un perrito caliente, de eso estoy segura. Pero... Así, sin escafandra ni super-herramienta... ¿Quién fue el que se comió el perrito caliente?... ¡¿EH?!... Vaya mierda de final, esta gente no sabe cerrar un hilo argumental de manera decente.
Total, que estuve "paseando por el campo", estragándome de comer y viendo a Mickey Mouse marcándose un Stargate SG-1. Aunque si yo tuviera dos años, puestos a clonar animaciones, preferiría Las Guerras Clon mil veces. Por descontado. Pero en fin...

domingo, 9 de octubre de 2011

The World's Greatest Paddle Adventure: Raqueta Prestada Edition

Pues resulta que finalmente, tras muchos avatares de distinta índole (entre ellos mi resistencia natural a mover esta triste excusa de carcasa de mediana edad medio centímetro más de lo justo para pasar el día) mi compañera y amiga BL y una servidora se decidieron a pedir prestadas sendas raquetas de pádel, coger un paquete de 3 bolas, porque no teníamos más, una muñequera de Superman tamaño XXL también prestada (por el tema de la motivación) y lanzarnos a la pista embutidas en lo que generalmente las marujas 1.0 llevan a clase de Pilates. Esto es, el chándal de oferta en el Decathlon TM y unos tenis.

Allá llegamos las dos, aguerridas, dispuestas, vibrando con la adrenalina a flor de piel y rodeadas de zagalas con faldillas del largo de mi dedo meñique y piernas que provocaban una incómoda mezcla de frustración y desorientación sexual... "¿Qué pista era, BL?" - "La nueve" - "Ah, pues esta es la seis" - "Si... La nueve estará más atrás" - "¿Detrás de la ocho?" - "Claro. Jo tía, menos mal que tienes estudios, porque a mi estar rodeada de tanta masa muscular me acongoja in extremis".

Localizada la pista en cuestión, efectivamente tras la ocho estaba la nueve, me percaté de que las pistas de pádel.... ¡Tienen dos puertas, oigan! Amazing. Qué cosas aprende una. En fin, que entramos cada una por la nuestra ante la compasiva mirada de algunos deportistas asiduos (de esos que ven a distancia que eres de las que cada vez que haces la compra en Mercadona TM tienes que hacer paradas técnicas en cada pasillo apoyada en el carrito)

Y ahí empezó la acción. Qué maestría. Qué espectáculo, Qué manera de sudar. Nunca tres pelotas de pádel visitaron tantas instalaciones deportivas en un periodo de tiempo tan limitado: el rocódromo a babor, el campo de fútbol a la diestra, el paso de acceso a vestuarios... Ese caminito solado por el que las madres paseaban confiadas a sus retoños humanos sin percatarse del peligro que corrían sus tiernas cabecitas. Sin mencionar la clara mejora de la musculatura abdominal que debe producir estar agachándose a por las graciosas bolitas verdes cada vez que se nos iba una de varas (calculo una frecuencia... aproximadamente... si: vergonzosa. Definitivamente). Eso cuando dábamos a las pelotitas en cuestión claro. Porque resulta que las raquetas de pádel son un instrumento claramente diseñado para humillar lo mires por dónde lo mires. Porque son pequeñas. Ya le vale a Nadal, con ese pedazo de matamoscas, cualquiera... Pero con esta mierda de redondelito ridículo...

At last, tras una hora blandiendo elegantemente las raquetas ridículas, de allí salimos, satisfechas por un trabajo no exactamente bien hecho pero que cumplió su función: dejarnos deshidratadas y con dolor de corvas (y en mi caso de barriga, por que yo tiré más bolas fuera).
En principio no me notaba tan mortalmente agotada como cabía esperar, lo que llenó de orgullo mi acelerado corazoncito durante unos diez segundos, concretamente hasta que miré de soslayo hacia un ventanal y pensé, "Pardiez, qué sitio más raro para colgar un extintor"... Pero no era un extintor, sino el reflejo de mi jeta sobre-arrebolada.

En cualquier caso: Volveremos. Como los Aliens.