martes, 29 de marzo de 2011

Sanctuary (for All)

Hace mucho, mucho tiempo - tanto que a estas alturas sólo guardaba ciertos retazos argumentales en este pequeño cerebro disfuncional - los de Canal SciFi (ahora SyFy) emitieron la primera temporada de Sanctuary. Si no recuerdo mal, fue el mismo año que los muy mamones cancelaron Stargate Atlantis para hacerle sitio al bodrio lamentable de Stargate Universe (¿O fue cuando los muy mamones sustituyeron Battlestar Galáctica por ese bodrio lamentable de Caprica? Ah, no... Eso fue el año pasado. Afortunadamente, ambos bodrios han tenido que ser cancelados por falta de audiencia. Vamos, lo que se llama hoy día el "Fenómeno O.T."). En fin, que a pesar de que la segunda temporada estaba disponible en anglosajón desde el 2009, estos perlas no la han estrenado en lengua romance hasta este año. Debe ser que los complicados giros idiomáticos dificultaron la traducción, o algo. Si, lo sé, también se puede ver en inglés... Pero ni soy tan friki ni sé tanto inglés como para no perderme. Y los subtítulos me dan alergia.
Sanctuary es una serie Canadiense que arrancó en 2007 con 8 episodios web gratuitos que después fue fichada por SyFy Channel (entonces SciFi) gracias al tremendo éxito que tuvo. Esto fue lo primero que me llamó la atención. Lo segundo fue que estaba rodada utilizando CGI para prácticamente todo (vamos, con pantalla verde. Sin decorados reales); los pantallazos se ven a distancia, pero les permite ser mucho más imaginativos a nivel visual a bajo coste. Parece que además es la primera serie que utiliza lo que llaman "RED Camera", que guarda la película directamente en un disco duro facilitando y abaratando la edición sensiblemente. Una virguería.

Base argumental: la Doctora Helen Magnus, nacida en algún momento del S XIX en Londres, dirige el Santuario, una red que localiza, da refugio y protege a los que llaman "anómalos" (o sea, mutantes... Monstruos... Bichos). Está acompañada de varios personajes secundarios bastante inanes, incluida su hija. Su base está en un edificio gigantesco de Nueva York que recuerda bastante a una catedral gótica sobrealimentada. Esto le hace plantearse a una como a nadie en una ciudad tan poblada le ha llamado la atención semejante engendro... Pero cosas más raras se han visto. El motivo por el que Helen Magnus (Amanda Tapping) sigue estando tan buena a los 150 años se revela a lo largo de la primera temporada, así que no lo voy a destripar aquí (porque, aunque tengo la mal ganada fama de destripar series y películas de forma indiscriminada, no suelo hacerlo a propósito. Por lo general es la noche, que me confunde). El concepto recuerda bastante a Torchwood, con la salvedad de que el Capitán Harkness dispara primero y pregunta después y Helen Magnus es la versión vegetariana: pero vamos, ambos son inmortales, ambos coleccionan bichos y ambos tienen impresionantes instalaciones high-tech con oscuras fuentes de financiación.En Sanctuary no sale Doctor Who, pero salen Jack el Destripador, el Doctor Watson y Nikola Tesla (que resulta ser un vampiro. Es que me deshueso toda).

Reconozco que esta serie la empecé a ver en plan oda fúnebre a Stargate, porque Damian Kindler, Martin Wood y Amanda Tapping estaban en el ajo. Pero a pesar de que es como un cliché largo, a mi me gusta (o puede que me guste precisamente porque es un cliché largo). En Norteamérica ya han estrenado la tercera temporada, así que supongo que aquí la pondrán en 2014.

martes, 8 de marzo de 2011

La Crueldad de la Paz de Espíritu

Tengo un buen amigo, llamémoslo X, que a su vez tiene un familiar que ha vivido ya más de un siglo, y a estas alturas su cuerpo ha echado el freno y ha dicho que prefiere bajarse del tren. Hasta ahí, todo normal. Hablamos de más de un siglo, con los miles de cubos de experiencias vitales que pueden llenarse en ese tiempo, así que dar el alto digamos que sigue el orden natural de las cosas.
El problema es que cuando el cuerpo echa el freno pero la carretera resbala, a veces el camino puede alargarse de manera no solo innecesaria sino también dolorosa. Desgraciadamente, me doy cuenta en situaciones como esta de que seguimos viviendo en una sociedad tan cruel e hipócrita que prefiere alargar el sufrimiento de alguien que se ha ganado a pulso el derecho a descansar tras una larga vida a proteger la dignidad de las personas y acabar de una vez con tan absurda situación. La falta de humanidad de este circo en el que se ayuda a irse al resto de los seres vivos para evitarles el sufrimiento pero que, pasmosamente, permite sin embargo que sus congéneres sigan subiendo peldaños quieran o no me avergüenza y me cabrea sobremanera. Y a cualquier ser pensante con un mínimo de sentido común le debería dejar con la mandíbula colgando en el vacío.
Cada vez que lo pienso la única palabra que me viene a la mente es "indignante". Pero así seguimos y así seguiremos, desde la cómoda postura del que prefiere no tomar parte para no herir los sentimientos de nadie, excepto, por supuesto, del que se quiere ir pero no puede. Que parece ser que es el que menos importa.

lunes, 7 de marzo de 2011

Sherlock

Hace ya tiempo que tenía intención de hablar de esta serie de la BBC, pero como tengo la pereza clavada en el alma no me había puesto aún a ello.
A pesar de que Sherlock Holmes es posiblemente uno de los personajes más trillados de la ficción cósmica, seguido muy de cerca por el Doctor Watson y el Conde Drácula, cuando me enteré de que Mark Gatiss y Steven Moffatt le habían dado otra vuelta y habían rodado una mini-micro-peque-serie de 3 episodios, me puse toda contenta y esperé ávidamente su emisión (algunos malvados pueden pensar que me empalmo cada vez que oigo hablar de Gatiss y Moffatt por Doctor Who... Y tendrían razón). Lo que han hecho estos dos es situar la acción a principios del S. XXI en lugar de a finales del XIX (o sea, ahora en lugar de antes). Esto podría haber sido un quiero y no puedo o un acierto absoluto. Después de ver los tres primeros minutos del primer episodio ya había decidido cuál era el veredicto: "¡Yupiiiii!".
En cuanto a las caras: Benedict Cumberbatch está imponente como Holmes, y aunque tenía mis dudas respecto a Martin Freeman como Watson (especialmente tras la tremenda desilusión de La Guía del Autoestopista Galáctico), el tipo lo borda. Del resto es destacable Rupert Graves como Lestrade, que no sólo hace el personaje creíble sino que además cae bien, y Mark Gatiss como Mycroft Holmes, porque hasta ahora nunca me habría imaginado a Mycroft así pero, contra todo pronóstico, funciona.
Los episodios son de 90 minutos, lo que los convierte prácticamente en largometrajes. Pero merece la pena tragárselos porque son muy entretenidos.

Ep. 1 -"Estudio en Rosa": Basado en la novela Estudio en Escarlata. Lo menciono porque seguro que nadie se lo habría imaginado por su cuenta. Escrito por Moffatt, lo que le da caché a priori y a posteriori, y dirigida por Paul McGuigan, de quien solo había visto The Acid House que no está nada mal. Sigue de manera bastante fiel el caso relatado en la novela original. Lo mejor, como se integran elementos actuales sin variar sensiblemente la evolución del caso (y su resolución). El móvil rosa, cómo utiliza Sherlock su web, como menciona a Moriarty al final del episodio... Muy ingenioso. Lo peor: Sherlock se hubiera dado cuenta mucho antes del percal si ciertas pistas que aparecen en la serie se hubieran cruzado en su camino en la novela. Claro que esto es fácil de decir desde la cómoda postura de quien ya sabe quién es el malo desde el principio. De los tres episodios, el segundo mejor.

Ep. 2 - "El Banquero Ciego": Esta tiene elementos que me recordaron a la primera parte de El Valle del Terror (por los mensajes codificados en las páginas de un libro), pero no se basa realmente en ninguna historia original de Doyle. He leído por ahí que también toma elementos del el relato Los Bailarines, pero ese no lo conocía, francamente. En cualquier caso, para mí este es el episodio más flojito de los tres. Lo ha escrito un tal Stephen Thompson, a quien no tenía el gusto de conocer pero que no me ha dejado exactamente impresionada, y el director es Euros Lyn, que como también viene de Doctor Who y dirigió la tercera temporada de Torchwood, tiene mi beneplácito implícito. Además, el problema de este episodio era el guión, no la dirección. Los personajes siguen la línea que Moffatt crea en el primer episodio en casi todo (esa es la parte buena), pero la rocambolesca trama de mafias asiáticas y contrabando a gran escala acaba siendo cansina y un poco liosa.

Ep 3 - "El Gran Juego": En mi humilde opinión, el mejor de los tres. Tremendo. Escrito por Gatiss y dirigido de nuevo por Paul McGuigan. Gatiss proclama a los cuatro vientos su evidente admiración por Arthur Conan Doyle (Sir) y se despacha a gusto introduciendo elementos de varias novelas y relatos, principalmente Los Planos del Bruce-Partington (por el caso Wes) y El Problema Final (por el enfrentamiento cara a cara entre Holmes y Moriarty, agua incluida). La propia estructura del episodio (varios desafíos directos de Moriarty que constituyen casos independientes) recuerda mucho a Las Aventuras de Sherlock Holmes. También hay guiños a Las Cinco Semillas de Naranja, Escándalo en Bohemia, Estudio en Escarlata, El Ritual de los Musgrave o La Casa Deshabitada. No se corta tampoco homenajeando al Holmes de Basil Rathbone: el Golem es clavado a The Creeper en La Perla Maldita.
En fin, dejando las pedanterías a un lado, el episodio es muy interesante. Está compuesto por cinco casos distintos que Sherlock ha de resolver en un tiempo límite (que va menguando en cada caso) para evitar que Moriarty reviente (literalmente) a personas inocentes, y por un sexto caso, aparentemente desligado del resto, referente al robo de unos planos que parece importar enormemente a Mycroft. Tanta variedad nos permite tener un poco de todo: pesquisas, divagaciones, persecuciones, intercambios de impresiones entre John y Sherlock muy a lo La Extraña Pareja. La cosa va tomando buen ritmo gracias al plazo decreciente del que disponen para resolver los casos. Y el final... Ay, el final. ¡Qué final! Un final de órdago por todo, excepto por un pequeño detalle: James Moriarty.

Ooooooich!!!

Pero... Pero... ¿En qué estaban ustedes pensando, oigan? ¿Pretenden que nos parezca verosímil que un Tomasín metrosexual con un tic en el ojo y pinta de seguir teniendo poluciones nocturnas sea el "criminal mastermind" por excelencia del panorama literario mundial? Nononononoooo... NO. Por los clavos. Es risible. Igual el del casting le había pegado demasiado al José Cuervo esa tarde. O le debía un favor a alguien. Que igual el chaval es un actor excelente y lo clava en otros menesteres, pero aquí chirría como un chicle Bazooka de fresa eléctrica pegado en el zapato.

En fin, con todo y con eso, estoy esperando la segunda temporada casi con más ansia que las vacaciones de verano, porque a una no le pueden dejar en este sinvivir ("Cliffhanger", creo que lo llaman los anglosajones).